Varsovia.

Segunda Guerra Mundial.

Un hombre, solo, con la ropa hecha trizas, el rostro demacrado y los dedos llenos de polvo…

se sienta frente a un piano abandonado en una casa bombardeada.

Y toca.

No por fama.

Ni por dinero.

Ni por el aplauso.

Toca porque es lo único que le queda.

Ese hombre era Władysław Szpilman, pianista y compositor polaco, cuya historia fue llevada al cine en El Pianista; 

(sí, la peli de Polanski con Adrien Brody).

Durante meses sobrevivió escondido entre ruinas, sin comida, sin familia, sin esperanza…

Hasta que un oficial alemán lo encontró tocando en una casa destruida.

En lugar de matarlo, le dio de comer.

Y lo dejó vivir.

¿Por qué?

Por la música.

Porque, incluso en mitad del horror, tocar el piano seguía siendo un acto de humanidad.

Hoy no estás entre ruinas.

No estás en guerra.

Pero si alguna vez sientes que estás perdido, sin rumbo, estancado con el piano…

recuerda esto:

Tocar también es resistir.

Y volver a tocar… es empezar de nuevo.

Si quieres reconectar con la música, con canciones que te emocionen y te inspiren a seguir…

En el Song Club vas a encontrar justo eso:

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Porque tocar no debería ser una batalla.

Debería ser un refugio.

Un abrazo enorme,

pasa un gran sábado.

Javi

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