Dicen que no lo escribió para nadie.

Que fue un desahogo íntimo.

Una especie de carta sin destinatario.

Un vals en la menor, delicado y melancólico.

El B.150, para los que hablan en opus y catálogos.

No era para editoriales.

Ni para aplausos.

Ni para tocarlo en los salones de París.

Era simplemente… música escrita desde las entrañas.

Chopin nunca lo publicó en vida.

Y eso lo hace aún más especial.

Más crudo. Más honesto.

Una de esas piezas que no buscan brillar.

Sino remover por dentro.

Hoy te comparto mi interpretación de esta pequeña joya:

👉 Escúchala aquí

Póntela con auriculares.

Y si puedes… cierra los ojos.

Es una pieza para sentirla, no analizarla.

Y si sueñas con poder tocar piezas así algún día, te lo digo ya:

No hace falta ser un virtuoso.

Hace falta aprender con calma, con guía y con emoción.

Y eso es lo que vas a encontrar en el Song Club:

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Poco a poco, tocando lo que te gusta.

Y disfrutando del proceso.

Como debe ser.

Pasa un día genial,

Javi

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