Lo que aprendí de la intuición cuando me perdí en los Picos de Europa

Jan 16, 2022 4:28 pm

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Hola de nuevo


Hoy una Newsletter un tanto diferente en que os vengo a explicar una anécdota. Creo que nunca os he explicado lo que aprendí de la intuición el día que me perdí en los Picos de Europa.


Tendría yo unos 20 años y había ido de vacaciones con el que era mi novio. No éramos grandes montañeros, de hecho fui a la excursión en deportivas. Bueno, Killian Jornet va a todos lados en deportivas pero no voy a comprarme con un grande. Y si, era una excursión. Lo de hacer trekking es más moderno.


El objetivo era llegar al Mirador de los Horcados Rojos para ver desde ahí el Naranjo de Bulnes. Así que nos levantamos temprano y fuimos en el teleférico de Fuente Dé hasta el punto de partida.


Había neblina, cosa que no auguraba nada bueno. Pero ¿Qué en es una neblina para dos montañeros de pro? Además era julio, así que se suponía que iba a despejar. ¿Mirar el parte? ¿Para qué si sabes dónde vas?


Echamos a andar mapa en mano (no había móviles ni Google obviamente) y esa iba a ser nuestra guía. Yo sé interpretar un mapa de montaña lo mismo que una ecuación diferencial. Ni idea.


Y mi sentido de la orientación es inexistente. Creo que no me pusieron ese módulo cerebral. Puedo perderme yendo al baño en un restaurante. Pero confiaba en mi novio que teóricamente se orientaba bien.


Todo iba aparentemente bien, aunque no se veía a unos 5 metros (¿he dicho bien viendo cómo un topo?) Hasta que llegamos a una bifurcación. Y había que escoger. Yo veía lo mismo que un gato de escayola así que me dejé convencer de que el camino de la derecha era el correcto. Conforme íbamos caminando algo más decía que ir en un camino sin gente y que parecía que hacía bajada no era muy buena idea. Pero el que era mi novio parecía muy seguro. Yo de vez en cuando preguntaba ¿Seguro que es por aquí? Si si, seguro.


Cuando llevábamos el tiempo en que teóricamente tendríamos que haber llegado reconoció que no sabía donde estábamos. Estupendo plan, con niebla, deportivas, más bien frío y perdidos en la montaña. Y sin móvil, ya os he dicho que eso no existía.


Por suerte, era un camino bastante marcado y sólo había que desandar lo caminado para volver al punto de partida. Un tostón sin mayor complicación.


¿Qué aprendí? Que a la montaña se va preparado. Y que las intuición sirve cuando surge de un conocimiento previo. No es suerte, es aprendizaje condensado. Tuvimos suerte, pero podríamos haberla liado parda.


Bonus: el siguiente novio lo busqué con mucho sentido de la orientación. Pero eso es ya otra historia.


Si os ha gustado, hacédmelo saber. tengo muchas historias más que contar!



Y os recuerdo el post de bienvenida al año habla de los propósitos de Año Nuevo. Pero no de aprender inglés, ir al gimnasio o empezar una dieta. Habla de qué actitudes de base puedes tener para que todo lo demás sea posible. Espero que os sea de utilidad y sobre eso podáis construir vuestros propósitos.


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Y sobre todo se feliz, respira, ríe, saborea, acaricia, abraza, besa y no dejes para mañana decir te quiero.


Cuídate mucho!


Hasta pronto!


Mertxe

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