Hace unas semanas, mi esposa y yo nos sentamos a revisar nuestras finanzas.

No porque hubiera un problema.

Sino porque estoy a punto de tomar más riesgos.

Y cuando digo riesgos, no me refiero solo a decisiones grandes.

Me refiero a ese momento donde eliges salirte del plan.

Probar algo nuevo.

Apostar por una idea.

A lo largo del tiempo, aprendí a distinguirlos en dos tipos:

Riesgos calculados (sé cómo pueden impactar, hasta dónde llegan, y qué tan preparada estoy).

Riesgos no calculados (sé que algo puede pasar… pero no sé exactamente qué).

Cuando el riesgo es calculado, lo conversamos y decidimos. Pero si es no calculado, hago una pausa.

Ahí lo primero que me pregunto es:

¿cómo afectaría esto a nuestro estilo de vida?

¿qué necesito tener listo si no sale como espero?

Ese es mi pequeño sistema.

Nada fancy. Solo claridad y conversación.

Y te cuento esto porque, si estás vendiendo servicios y sobretodo, si quieres hacerlo bajo tus términos...

Asumir riesgos va a ser parte natural del proceso.

Pero no creo que sea nada ajeno a nuestra humanidad, para mi todos los días asumo riesgos.

Quizás no lo veas así porque no lo has nombrado.

Pero decirle que sí a un cliente, mandar una propuesta, subir tus precios, cambiar tu mensaje…

todo eso implica un grado de incertidumbre.

El objetivo no está en eliminar el riesgo. Está en crear una relación distinta con él.

Yo misma he tomado muchos riesgos no calculados dentro de The Service Lab.

Ideas que no sabía si funcionarían.

Formatos que nunca había probado.

Pero cuando funcionaron, los convertí en sistemas.

Y ahora, esos mismos riesgos que antes eran un salto al vacío, son herramientas que mis clientas pueden usar con intención.

Lo que una vez fue un riesgo no calculado para mi, se vuelve un riesgo calculado para mis clientes.

Eso es lo que pasa cuando experimentas con sistemas y guía.

El riesgo no desaparece, pero se vuelve más habitable.

Así que si te sientes en ese punto donde quieres asumir un riesgo,

pero no sabes si es el momento o si va a funcionar

hazte estas dos preguntas:

– ¿Este riesgo es calculado o no?

– ¿Qué necesitaría tener claro para sentirme más segura al tomarlo?

A veces, , el simple hecho de responder a eso, es lo que convierte ese salto en un simple paso.

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Happy experimenting,

Karla Massiel

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