¿Cómo sientes la espalda hoy?

No es una pregunta retórica. Tómate un segundo y respira.

 ¿La sientes tensa? 

¿Dura como una roca?

¿Te duele?

Durante años, pensé que ese dolor era "parte del precio" de tener un negocio exitoso. Pensaba que si facturaba bien, tenía que estar estresada. Que el caos era señal de que "me estaba yendo bien".

No fue hasta que tuve una conversación con un Uber que entendí la verdad. (Si, con un Uber).

Lo recordé hace unos días.

En un ride con un uber sentí uno de esos dolores de espaldas normales para mi.

Mi uber, que me vé desde el retrovisor, se nota preocupado.

En medio del dolor le comenté: “No se preocupé, en unos minutos se me pasa, es normal.”

No sé que le alteró más, si el dolor o que lo hubiese normalizado. 

Ahí me comentó:

"No, no es normal. El dolor que tienes se ve muy intenso, de verdad, te recomiendo que vayas al médico, eso vuelvo y repito, no puede ser normal.”

Su preocupación me hizo ver algo que yo hasta ese momento ignoraba.

Mi cuerpo me estaba dando señales claras de que lo que estaba haciendo no le funcionaba.

Fue en un largo trayecto para entender que ese dolor estaba vinculado a mi negocio.

Las noches largas sentada frente a la laptop,

El estrés de "déjame resolver algo más", 

El llevar todo en mi cabeza,

El levantarme a mitad de la noche para "aprovechar que no puedo dormir”,

La verdad es que no estaba construyendo un servicio rentable. Me estaba convirtiendo en el peón de mi propio servicio y eso ya mi cuerpo lo sentía.

Era una autoempleada con un sueldo excelente, sí... pero sin vida.

Recibir "un cliente más" no me daba alegría, me daba ansiedad. ¿Te suena conocido?

Si estás asintiendo con la cabeza (aunque te duela un poco el cuello al hacerlo), tengo algo que decirte:

No estás haciendo nada mal. Tu servicio es excelente. Tu capacidad de atraer clientes funciona.

Lo que pasa es que estás tratando de escalar con fuerza bruta (tu energía), en lugar de con sistemas.

He pasado los últimos años descifrando cómo salir de ese caos sin sacrificar la calidad ni mis ingresos. Hasta que encontré la respuesta.

En los próximos 4 días retaré tu perspectiva sobre tu propio servicio y te mostraré como el esqueleto (pero no la que crees que ya tienes) te puede apoyar.

Mañana te cuento cómo dejé de ser peón de mi servicio.

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Happy experimenting,

Karla Massiel