Antes de explicarte lo que hago, es importante aclarar un error común.

Confundir servicio con oferta.

Servicio: Diseño.

Oferta: Branding por US$700.

¿Por qué hago esta aclaración?

Porque muchas veces, cuando hablamos de “dejar ir un servicio”, en realidad lo que realmente queremos soltar es la forma en que lo ofrecemos, no la habilidad en sí.

Y sé que cuando lo vi así, la decisión se volvió aún más fácil.

Ahora que ya tienes eso claro, te cuento.

En mi caso, cada vez que he dejado ir una oferta ha sido por una de estas dos razones:

1. Intuición

Hay cosas que no tienen explicación lógica. Simplemente ya no conectas con lo que estás ofreciendo.

Me pasó con The Brand Shifter.

Fue una de mis ofertas más fugaces.

No porque fuera mala… al contrario:

Fue el puente para crear Aligned.

Fue vital para entender de primera mano lo que el cliente realmente necesitaba y crear con él.

Pero una vez cumplió ese propósito, seguirla vendiendo hubiera sido como quedarme en una etapa que ya no me representaba, no apoyaba ni al cliente ni a mí.

2. Claridad

Aquí es más racional y simple:

La oferta no tiene sentido económicamente.

Pero Ojo, no todo se trata de lo que paguen por ella, sino de lo que genera.

Por ejemplo, un Clarity Call casi nunca será rentable por sí solo… pero filtra leads, reduce riesgo y te ayuda a cerrar clientes más rápido. Eso sí tiene sentido.

Pero hay otras que no funcionan en ningún sentido:

Inviertes más de lo que ganas (en tiempo o dinero) y no potencian ninguna otra oferta.

Ahí, la única ganancia real es el aprendizaje.

Eso me pasó con From Brand to Business.

Invertía más tiempo y energía de la que me daba de vuelta, y no impulsaba ninguna otra oferta.

No hacía sentido mantenerla.

Esos dos filtros, intuición y claridad, son los que pongo sobre la mesa cuando reviso mis ofertas y he decidido cuál potenciar y cuál dejar ir.

Si estás en ese proceso y no sabes qué cortar… ahí es donde puedo ayudarte.

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Happy experimenting,

Karla Massiel

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