Muchos aspirantes a pianistas se frustran porque sus dedos “no corren”.

Y lo primero que piensan es: me falta fuerza.

Así que se ponen a practicar con tensión, apretando más el teclado como si fueran a exorcizarlo.

Resultado:

Dolor, cansancio y cero progreso.

La velocidad no viene de la fuerza, sino de la coordinación.

Y la coordinación empieza con un gesto simple:

👉 Relaja los dedos y deja que el peso del brazo haga el trabajo.

Haz la prueba:

coloca la mano sobre el teclado.

Toca una nota dejando que el brazo caiga, sin empujar, solo soltando el peso.

Sonará más natural, más redondo, más musical.

Ese es el primer paso para tener manos ágiles sin sufrir.

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Perfectos para progresar poco a poco, sin dolor ni frustración.

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Y recuerda:

no se trata de tocar más fuerte, sino de tocar más consciente y controlado.

Pasa un estupendo día,

Javi

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