Te presento a Muzio Clementi.

(Seguro que has tocado alguna sonatina de él).

El tipo que se enfrentó a Mozart en un duelo pianístico ante el mismísimo emperador José II de Austria.

Sí, como lo oyes.

Un duelo de piano real, con el emperador de juez, y toda la aristocracia mirando a ver quién tenía más arte en los dedos.

Dicen que empataron.

Pero Mozart, con ese ego tan suyo, soltó luego que Clementi tenía técnica, sí…

“Pero ningún sentimiento.”

Claro que eso lo dijo, porque el italiano le levantó la ovación del público.

Y el genio vienés no era precisamente humilde.

Lo irónico de todo esto es que ambos terminaron en la miseria.

Uno, enterrado en una fosa común con más deudas que partituras.

El otro, respetado pero olvidado, viviendo sus últimos días lejos del escenario, sin aplausos ni fortuna.

Clementi compuso, enseñó, publicó, fundó una editorial…

Pero en sus últimos años, nadie se acordaba ya de él.

Mientras Mozart era venerado como un dios muerto…

Clementi vendía partituras en los cafés, para poder pagarse un té.

Dos genios.

Dos destinos diferentes.

Mismo final: la miseria.

💡 La moraleja:

No basta con ser bueno.

Tienes que seguir practicando, tocando, reinventándote y sobre todo, disfrutando.

Porque si lo haces solo por el ego, te vas a pegar una buena "clementinada."

¿Quieres practicar como ellos… pero sin acabar como ellos?

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y entrena como un pianista que no se conforma con sonar bonito “a veces”.

Pasa un fabuloso día,

Javi

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