Siempre nos han dicho que tocar el piano requiere estar sentadito, 

con buena postura y cara de concentración…

Pero déjame presentarte a Freddie Mercury.

Sí, el de Queen.

El que saltaba por el escenario como si le hubieran metido un petardo por la espalda.

Ese mismo…también era un pianista brutal. 

Autodidacta, intuitivo, y con un sentido melódico de otro planeta.

Pero había un pequeño problema.

Cuando Freddie tocaba el piano en directo… ¡no podía parar de moverse!

Y claro, eso en un piano de cola normal es un problemón:

cada vez que se levantaba o se agitaba con el micro en la mano, el teclado se le iba pa’ Cuenca.

¿Solución?

Mandó atornillar el piano al suelo del escenario.

Literalmente.

Así podía levantarse, agitarse, cantar a pulmón abierto, mover la pelvis y volver a sentarse, sin que el piano se hubiera dado una vuelta por el backstage.

Una locura, ¿no?

Pero también una lección.

💡Freddie no era el pianista más técnico del mundo, ni falta que le hacía. 

Lo suyo era emoción, entrega, presencia.

Y a veces, eso vale más que diez años de conservatorio.

Así que si hoy tocas y te sale regular, o si no te sabes la digitación perfecta,

o el acorde con inversión de séptima disminuida con trémolo…

No pasa nada.

Súbete al escenario mental de tu salón.

Haz que tiemble el taburete.

Y dale al piano como si estuvieras cerrando el Live Aid tú solito.

Y Si te gustaría aprender a tocar grandes hits como Bohemian Rhapsody y otros temazos de Queen...

ya estás tardando en apuntarte aquí.

Pasa un fabuloso día,

Javi

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