Hay cosas que no aparecen en la lista de prioridades, pero que te cambian el día.

Tocar el piano es una de ellas.

Nadie te va a despedir si no practicas.

No pasa nada si hoy no tocas.

El mundo no se cae.

Pero tú lo notas.

Notas que algo falta.

Que el cuerpo te lo pide.

Que las manos se quedan con las ganas.

Que el alma… se queda sin ese respiro.

Tocar el piano no es urgente.

No tiene una fecha límite.

Pero es importante.

Porque cuando tocas, algo en ti se acomoda.

Se recoloca.

Respira.

Y aunque sea solo por unos minutos, el ruido de fuera baja el volumen… 

y el de dentro empieza a sonar mejor.

Así que este domingo, hazlo.

No por obligación.

No por disciplina.

Hazlo por ti.

Porque lo mereces.

Porque lo necesitas.

Porque es parte de quien eres.

Y si quieres aprender canciones que te reconecten contigo…

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Pasa un domingo estupendo,

para escucharte (y escucharte bien).

Javi 



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