Hace unos días recibí a una clienta en The Service Lab.

En nuestro primer meeting me comentó todo lo que quería lograr con su marca pero intuitivamente sentía que algo no hacía click. 

Sus planes tenían todo el sentido:

Enfocarse en una área específica.

Lanzar productos digitales para atraer audiencia.

Luego, lanzar el servicio principal. 

Racionalmente funcionaba… pero había solo un detalle:

No lo sentía. 

Sentía la emoción con el área pero no con el plan. 

Así que continué preguntando. 

30 minutos después en la conversación llegamos a la parte culmen: 

El plan hacía sentido.. pero no para ella. 

Así que le invité a que hiciéramos algo diferente:

"Si ya te vas a arriesgar, si ya vas a invertir en esto… ¿Por qué mejor no experimentar con lo que REALMENTE quieres? 

Al final, estás asumiendo el mismo riesgo, la única diferencia es que en este, te vas a disfrutar el proceso."

Justo ahí formulamos el primer paso, y esta semana ya iniciamos a experimentar juntas. (Lo cual me tiene súper emocionada🥹).

Esta es la segunda vez en este mes que tengo el mismo tipo de conversación y por eso quise compartirlo contigo.

Empiezo por el final. 

Esa es la diferencia en mi forma de apoyar a otros, y de apoyarme a mi. 

Es una versión más arriesgada (claro), pero he visto como mis clientes terminan disfrutándose el proceso mientras crecen como quieren. 

No esperando crecer para en algún momento disfrutárselo, que es lo que una vez pasó conmigo.

Al final entendí algo importante:

Mi vida es ahora y lo que quiero también... lo que sea que potencie esas dos cosas se merece mi intención y atención.

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Con amor,

Karla Massiel

Por cierto,

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