Hay momentos en los que toca parar. No por agotamiento, sino por necesidad de entender. Algunas preguntas te remueven, otras te ordenan.

Pero hay una que es fundamental si lideras equipos, proyectos o simplemente tu propia vida: conocerte.

Saber cómo reaccionas, cómo te comunicas, qué te remueve por dentro y por qué te cuesta soltar ciertas cosas. Lo puedes esconder, lo puedes evitar, pero tarde o temprano el espejo aparece.

En mi caso, lo que marcó un antes y un después fue un proceso de coaching. No fue de un día para otro, ni lo viví como una epifanía mágica. Fue más bien un proceso incómodo, pero necesario.

En ese proceso de coaching hubo dos momentos clave.

• El primero, cuando entendí cómo me estaba relacionando con los demás. Con mi familia, con mis compañeros, con mi equipo. No era solo lo que decía, sino desde dónde lo decía.
• El segundo fue cuando descubrí que había algo que me apasionaba y que llevaba años ahí, esperando que dejara de ignorarlo, sí, eso mismo, el coaching.

Ese proceso me ayudó a conocerme mejor. Me enfrentó a esas versiones de mí que operaban en automático. Me enseñó a parar y a mirarme con más claridad, incluso cuando no me gustaba lo que veía. No me dio todas las respuestas, pero sí mejores preguntas, y de estas surgieron las acciones necesarias para avanzar.

Y es que si no te conoces, acabas repitiendo patrones que no te funcionan. Y si lideras desde ese lugar, te estás condenando y estás condenando a tu equipo a moverse en círculos.

Si cada mañana te descubres pensando lo mismo… y cada tarde acabas igual de frustrado, no es casualidad. Como líder, lo que te repites define lo que haces. Y lo que haces define tus resultados. El coaching no te ordena todo el camino, pero sí te ofrece un espejo. Y a veces, eso basta para elegir otra ruta.

Aquí para conocerte mejor con método, y tranqui es gratis:

Método LCK

Ya lo decía un gran filósofo, y no era papá pitufo:

“Conocerse a uno mismo es el principio de toda sabiduría.”

—Sócrates

4 preguntas para líderes que quieren dejar de repetirse:

1. ¿Qué rasgos de tu forma de liderar te parecen automáticos?
2. ¿Cómo respondes cuando las cosas no salen como esperas?
3. ¿Qué sueles evitar en las conversaciones importantes?
4. ¿Cuándo fue la última vez que te sorprendiste a ti mismo?

Si respondes con honestidad, te lanzo una quinta. Pero esa ya es más incómoda que todas las anteriores, atrévete, ¡va!

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P. D. Liderar no es controlarlo todo. Es empezar por entender desde dónde estás liderando.

P. D. 2. Si todavía no has iniciado ese camino… estás a tiempo. No para cambiarlo todo, sino para descubrir qué ya estaba esperando dentro.

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Un abrazo con método,

Chema Portero

Coach de líderes imperfectos que eligen hacerlo mejor cada día.

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