Hubo un tiempo en mi empresa, que las decisiones no se tomaban por consenso, ni por análisis de datos, ni por estudios de impacto, ni siquiera por votación. No.

“Las decisiones se tomaban por decibelios.”

Sí, como lo oyes. El jefe que más gritaba en la reunión, ganaba.

Daba igual si proponía poner ventiladores en el Polo Norte o hacer turnos de noche en departamentos sin personal… si chillaba lo suficiente, su idea pasaba.

Y no es broma, ¿eh?

A veces era tan esperpéntico que parecían audiciones para el casting de Sálvame: “¡Esto es lo que hay que hacer y punto!”, y luego aplausos… ay no, esto no.

Y claro, después la mejor parte, las ordenes en modo mueble de IKEA sin instrucciones: desmontados y sin saber por dónde seguir.

Vamos que aquello era pura estrategia vocal, y mientras Doña Métrica y Don Criterio esperando que alguien les diese paso.

Eso sí, ahora ya no pasa… tanto. Hemos mejorado. Hay indicadores, reuniones con orden del día, incluso turnos para hablar (sí, como en el cole)… no calla esto no pasa.

Peeeeero… hay días que el fantasma del pasado se cuela por la rendija de la sala y alguno todavía se anima a marcar territorio meando, digo gritando. Una penica oiga.

Y yo, que antes también entraba al trapo para imponer mis razones, ahora solo pienso:

“¿Y si en vez de gritar, medimos?”

Porque, a ver… si ya medimos los tornillos, las piezas, el tiempo y hasta la temperatura de los servidores:

“¿Por qué no medimos cómo lideramos?”

Creo que ya tengo una sugerencia más para este mes. Sí.

Y es que al final:

“Los empleados que creen que la gerencia se preocupa por ellos como personas, no solo como empleados, son más productivos, más satisfechos y más realizados.”

— Anne M. Mulcahy, ex CEO de Xerox

4 preguntas para reflexionar:

1. ¿Qué te gustaría lograr en tu equipo en términos de bienestar y satisfacción?
2. ¿Qué obstáculos percibes que impiden alcanzar ese bienestar?
3. ¿Qué acciones podrías implementar tú, para mejorar el ambiente laboral?
4. ¿Qué pasos concretos tomarás esta semana para acercarte a ese objetivo?

Y recuerda… la 5ª pregunta te la haré solo si me respondes alguna de las anteriores. En serio, responde a una de ellas, o a las 4 y te envío la 5ª:

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PD1: A veces, una conversación sincera vale más que mil encuestas. No subestimes el poder de preguntar: “¿Cómo estás?” y escuchar de verdad.

PD2: Si alguna vez dudas sobre el orden de prioridades, recuerda: primero las personas, luego los clientes y, por último, los accionistas. Así lo dice Víctor Küppers en su libro “Vender como cracks”, ha sido mi inspiración para este artículo.

Un abrazo con método,

Chema Portero

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