Este fin de semana, mientras desayunaba con mi padre en la terraza de su apartamento en la playa me dijo que esa noche había soñado conmigo. Y no era un sueño cualquiera.

Estábamos en mitad de una discusión —con buen tono, eso sí— sobre la diferencia entre eficiencia y eficacia.

Mi yo onírico (según él) insistía:

—”Ser eficiente es la clave. Hay que hacer más, en menos tiempo. Optimizar. Automatizar.”

Vamos, que me salió la vena de supervisor de producción de empresa de automoción, y eso que ahora estoy en calidad.

Pero él —mi padre, en su sueño— me llevaba la contraria. El me decía:

—“Con ser eficaz es suficiente. Lo demás, es marear la perdiz.”

Y entonces me acordé de una sesión que tuve hace un tiempo con un directivo y con el que salió este tema.

Un tipo brillante, ocupado, eficaz… o eso decía.

Le pregunté qué quería conseguir en los próximos tres meses, y me respondió con una lista de 14 tareas.

—Eso está muy bien —le dije—, pero… ¿cuál de estas tareas te acerca de verdad a lo que quieres?

Se quedó callado, le costó un minuto darse cuenta. Eso es bien…

Porque ser eficiente es hacer más con menos.

Pero ser eficaz es tener claro qué merece primero tu tiempo.

Así que volví al sueño de mi padre.

Y le dije, ya despiertos tras contarle la historia de mi sesión con aquel ejecutivo y entre risas:

—”Papá, me gusta que hayas soñado conmigo. Porque me has recordado que primero hay que ser eficaz, para luego (si quieres) volverte más eficiente.”

Y es que al final es algo que siempre estamos comentando en mi trabajo, elegir:

• Entre lo urgente y lo importante.
• Entre tachar tareas… o tomar decisiones.
• Entre llenar la agenda… o sostener el rumbo.

Así que primero hay que marcar el objetivo, hay que ser eficaz. Y luego ya buscaremos la mejora continua. ¿Ves por dónde vas?

Te lo digo en modo filósofo:

“No hay viento favorable para quien no sabe a dónde va.”

—Séneca

Y para eso creé el Método LCK. Para antes de correr empezar a andar.:

Método LCK

4 preguntas eficaces:

1. ¿Para qué estás haciendo lo que haces?
2. ¿Qué está bajo tu control… y qué no?
3. ¿Qué necesitas soltar para ser más eficaz?
4. ¿Cuál es el siguiente paso más pequeño para ser más eficiente?

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PD 1: Ser eficiente con lo incorrecto… es una forma elegante de perder el tiempo.

PD 2: Gracias, papá, por recordarme —en sueños— lo que no debemos olvidar despiertos.

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Un abrazo con método,

Chema Portero

Coach de líderes imperfectos que eligen hacerlo mejor cada día.

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