Conseguir clientes por el boca a boca mola.

Da seguridad.

También alimenta el ego.

Si alguien te recomienda, significa que hiciste bien tu trabajo.

Que eres bueno. 

Que vales.

El problema es que la seguridad que sientes es frágil.

Es como el pavo de Acción de Gracias de Taleb: cada día cree que el mundo es un lugar seguro… hasta que llega noviembre.

Con los referidos pasa igual: parecen infinitos, hasta que un mes ninguna boca habla de ti.

Y de golpe, pasas de sentirte reconocido a sentirte invisible.

Y sentirte invisible te acerca a sentirte inseguro.

Y sentirte inseguro te acerca peligrosamente a las pajas mentales varias tipo:

• ¿Habré hecho algo mal con algún cliente?
• ¿Alguien habrá hablado mal de mí?
• ¿Tendré que ofrecer algo nuevo?
• ¿Tendré que reinventarme?
• ¿Tendré que bajar mis tarifas para que vuelvan a llamarme?

Atraer y conversar con potenciales clientes aporta opcionalidad a nuestro negocio. Ambas son acciones que están dentro de nuestra zona de control, además.

Supongo que en algún momento has notado la diferencia entre:

Tener el teléfono esperando a que suene vs tener una lista de números a los que llamar.

Revisar el email a ver si alguien te escribió vs tener conversaciones programadas con potenciales clientes.

Esperar a que alguien te descubra vs saber dónde están los que tienen el problema que tú solucionas.

Dejar de ser reactivo vs empezar a ser antifrágil…

Trabajo con profesionales que no quieren ser el Pavo de Acción de Gracias ni de este ni de ningún noviembre…

¿Quieres minimizar las posibilidades de acabar siéndolo?

Ángel.