Hay piezas que los pianistas sudan tinta para tocar.

Y luego está “La Campanella” de Liszt.

Inspirada en un fragmento de Paganini, esta pequeña salvajada es famosa por una cosa:

Exige una agilidad inhumana.

Saltos imposibles.

Mano derecha al borde del infarto.

Y una melodía que suena dulce… pero que es un demonio disfrazado.

Se cuenta que muchos pianistas (de los buenos, ¿eh?) la han abandonado a mitad del camino.

¿Lo curioso?

Liszt la tocaba como si nada.

Con una sonrisa.

Y dejando a todo el público boquiabierto.

Moraleja:

Lo que parece imposible… muchas veces no lo es.

Solo requiere tiempo, técnica y esa mezcla explosiva de paciencia + obsesión.

Y no, hoy no te voy a pedir que toques La Campanella.

Pero sí te invito a seguir construyendo esa técnica… poquito a poco.

Y para eso, en el Song Club tienes canciones de todos los niveles, estilos y retos técnicos.

🎶 Clásicas, modernas, bandas sonoras y joyas escondidas.

👉 Apúntate a la lista VIP del Song Club aquí

(Acceso anticipado, oferta exclusiva y la posibilidad de elegir tú las canciones que quieres aprender)

Un abrazo,

pasa un estupendo sábado.

Javi

P.D. Si te ha parecido interesante esta historia, compártela con otro amante del piano. Y si te la han reenviado, puedes apuntarte tú también a esta newsletter aquí