¿Sabes cuál es uno de los mayores enemigos de un músico?

No, no es el reguetón, aunque casi.

Es esa silla de m....* que usas para tocar.

Sí, esa.

La silla del comedor.

El taburete de la cocina.

O peor aún, esa banqueta plana que venía de regalo con el teclado...

y que parece diseñada por el mismísimo diablo para machacarte la lumbar.

Te suena, ¿verdad?

Estás ahí, metido en faena, concentrado, sacando ese pasaje que se te resiste...

Y de repente, zasca.

El pinchazo.

Ese dolor sordo en la parte baja de la espalda que empieza a susurrarte al oído: 

"déjalo ya, vamos a ver una serie, total, para lo que te va a servir...".

Y la pasión se va a tomar por saco.

El foco se esfuma.

Y tú te quedas ahí, retorciéndote como si intentaras imitar a un contorsionista del Circo del Sol...

pensando que esto de la música es muy bonito, pero que tu espalda no está para muchos trotes.

Pues el otro día, harto de acabar las sesiones de piano andando como Quasimodo, me puse a buscar una solución.

Y la encontré.

No es una silla. Es un trono.

Un bicho pensado por y para nosotros.

Un banco ajustable, sólido como una roca, pero con lo más importante, lo que tu espalda y la mía llevan años pidiendo a gritos:

RES-PAL-DO.

Sí, un respaldo acolchado que te recoge las lumbares y te permite estar horas dándole a la tecla sin que parezca que te ha pasado un camión por encima.

¿Que si es cómodo? Es como sentarse en una nube.

¿Que si es estable? Se queda más quieto que un político en una foto oficial.

No más bamboleos en mitad de un pasaje delicado.

¿Que si es ajustable? 

Da igual si mides como Pau Gasol o Danny DeVito, encontrarás tu punto exacto para no forzar nada.

Mira, no te voy a engañar.

No cuesta 25 euros. 

Cuesta lo que cuesta una cosa que está bien hecha y que te va a ahorrar una pasta en fisioterapeutas.

Piensa en esto: ¿cuánto vale para ti poder tocar el tiempo que te dé la gana sin dolor?

¿Cuánto vale disfrutar de tu pasión sin acabar hecho un cromo?

Probablemente, más de lo que cuesta este sillón.

Si quieres dejar de tocar con la postura de un signo de interrogación y empezar a hacerlo como el rey (o la reina) que eres, échale un ojo.

Aquí te dejo el chisme:

>> Si estás en España, el trono es este 

>> Si me lees desde América o Latinoamérica, lo tienes aquí 

Hala, a seguir dándole a la tecla.

Pero ahora, como Dios manda.

Por cierto… pronto voy a compartir una pequeña sorpresa con quienes ya están en esta lista tan especial.

No puedo decir más.

Pero si tú también quieres estar ahí…

👉🏼 puedes apuntarte aquí.

Pasa un maravilloso día,

Javi.

PD: Tu "yo" del futuro, con una espalda recta y feliz, te lo agradecerá. Tu cuenta corriente se recupera, la hernia discal no tanto. Tú verás.

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