Imagínate esto: 

un chico de 19 años compone y graba un disco casi entero él solo.

Sin fanfarrias, sin grandes estudios.

Ese chico es Mike Oldfield y el disco se llama Tubular Bells. 

Al principio nadie era consciente de lo que vendría.

Las ventas eran lentas.

Y luego, de forma casi accidental, ese tema fue usado en la película El Exorcista.

Durante una visita, el director William Friedkin escuchó un disco en la oficina de una discográfica.

Era Tubular Bells. 

Lo puso, lo escuchó… y dijo: “esto es lo que quiero en mi película”.

Así, una pieza que nadie esperaba pasó a ser parte de una de las bandas sonoras más aterradoras de la historia del cine. 

Y ahí es donde reside su poder:

una melodía relativamente simple, ejecutada con emoción, se convirtió en un símbolo de tensión, miedo… magia musical.

¿Por qué te cuento esto?

Porque Tubular Bells no es solo un recurso de película de terror. 

Es un ejemplo de que la música puede emocionar con pocos elementos.

No necesitas virtuosismo para generar ambiente ni hacer que la gente escuche.

Solo necesitas una melodía que toque algo adentro + una versión bien adaptada.

Y si quieres tocar tu propia versión de Tubular Bells, adaptada, sin complicarte… lo puedes hacer con el Halloween’s Song Pack Premium.

Partituras + tutoriales + versiones adaptadas = tú tocando esa pieza en tu piano (y dejando a todos con la boca abierta).

 En dos días sube, si quieres ampliar tu repertorio aprovecha ahora.

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Pasa un estupendo día.

Javi

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