¿A que te ha pasado?

Reunión familiar, hay un piano en la sala y alguien suelta el clásico:

“¡Venga, toca algo!”.

Tú sonríes por fuera…

pero por dentro, tus manos dicen: 

“venga, ya si eso volveremos después de la publicidad”.

No es que no sepas tocar.

Es que no tienes un repertorio fiable, ni la seguridad física que te permite sentarte y soltar música sin dudar.

La buena noticia: se entrena.

Y no hace falta encerrarse horas ni tener un Steinway en el salón.

Hace falta constancia, método… y un poco de ayuda práctica.

Estoy preparando algo para ayudarte con esto, pero mientras tanto… 

presta atención, porque no solo importa lo que tocas, también cómo te sientas al piano.

Si tu postura es incómoda, si quedas muy bajo o muy alto, si te encoges o te tensas, todo eso se nota.

En tu sonido, en tu confianza y en tus nervios.

Un tip rápido: asegúrate de que tus codos queden a la altura de las teclas y tu espalda recta como si alguien tirara suavemente de un hilo desde tu cabeza. 

Esa posición hace que tus manos respondan mejor y evita tensiones.

¿La herramienta clave para lograrlo? 

Un buen banco regulable con compartimento para partituras.

Además de ayudarte a sentarte a la altura perfecta, te permite tener tus métodos y canciones siempre a mano.

👉🏼 Aquí tienes el modelo que recomiendo:

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Pequeños detalles como este no son caprichos: 

son la base de que, cuando alguien diga “toca algo”, tu respuesta no sea una excusa…sino una sonrisa y unas notas bien tocadas.

Pasa un estupendo día,

Javi.

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