Déjame contarte algo que, si eres fan de las historias extrañas (y del piano), te va a fascinar… o asustar un poco, tú decides.

El protagonista de esta historia es Alexander Scriabin, un compositor ruso que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX. 

Scriabin no era un tipo cualquiera; era un genio y un loco místico. 

Estaba obsesionado con la idea de que la música tenía el poder de transformar el mundo. 

Hasta ahí, podríamos pensar: “Bueno, como cualquier músico inspirado, ¿no?” 

Pues no.

Scriabin no solo quería transformar el mundo… quería destruirlo.

Sí, leíste bien. 

Este maestro del piano y la composición soñaba con crear una obra tan poderosa, tan absorbente, que desencadenara el Apocalipsis para dar paso a una nueva era de iluminación. 

Nada de metáforas aquí: lo llamaba el “Mysterium”. 

Y no era cualquier sinfonía; este proyecto estaba lleno de simbolismo esotérico y códigos místicos. 

Decía que, al interpretarla en las montañas del Himalaya, lograría conectar a la humanidad y desatar un cambio tan brutal que el mundo entero, como lo conocemos, se borraría para siempre.

Pero, como las buenas historias de terror, la sinfonía nunca se completó. 

Scriabin murió abruptamente, sin poder terminar la obra maestra apocalíptica. 

Algunos dicen que el destino intervino, que el universo no estaba preparado para semejante poder musical, y que su muerte evitó una catástrofe.

Décadas después, el compositor Alexander Nemtin, fascinado por el enigma de Scriabin, pasó 28 años de su vida completando esta obra. 

En 1972, el mundo pudo escuchar la primera parte de esta pieza titulada “Preparación para el Misterio Final”, que sigue siendo un recuerdo de la obsesión de Scriabin con la música que transforma y conecta mundos.

¿Y qué quedó de todo esto?

Pues un buen misterio y unas partituras incompletas. 

La “Mysterium” sigue siendo uno de esos proyectos enigmáticos que atormentan a los curiosos y enamoran a los que buscamos algo más en la música. 

Porque, a fin de cuentas, ¿quién no se siente atraído por la idea de una sinfonía capaz de acabar con todo?

Así que, si alguna vez sientes que una pieza de piano te desborda, te obsesiona y te conecta con algo más profundo… piensa en Scriabin y su “Mysterium”. 

Quién sabe, tal vez el poder de la música sea más misterioso y potente de lo que imaginamos.

Y hablando de misterio, vamos a darle un toque oscuro a tu piano…

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Gran día.

Javi Nieto

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