Hay historias que parecen sacadas de una peli…

Y otras que directamente deberían serlo.

Como la de Paul Wittgenstein, pianista austriaco, hermano del famoso filósofo Ludwig Wittgenstein, que lo tenía todo para triunfar:

Talento

Familia influyente

Y un futuro prometedor como concertista.

Pero entonces llegó la Primera Guerra Mundial…

Y con ella, una herida en combate que lo dejó sin el brazo derecho.

Game over, ¿no?

Pues no.

Paul hizo algo que pocos habrían tenido el coraje (o la locura) de hacer:

Siguió tocando.

Encargó conciertos y obras para mano izquierda a algunos de los mejores compositores de la época.

Entre ellos:

🎵 Ravel

🎵 Prokófiev

🎵 Britten

🎵 Strauss

Practicó como un loco.

Y acabó tocando obras imposibles… con solo cinco dedos (en una mano).

Incluso compuso, adaptó partituras y siguió actuando en público.

Una de las piezas más famosas que le dedicaron fue el Concierto para la mano izquierda de Ravel;

(que si no lo has escuchado, ya estás tardando: parece que hay 20 dedos en juego).

Y no era por caridad ni compasión.

Era por respeto.

Porque Paul tocaba con más expresividad con una sola mano que muchos con dos.

Así que hoy, sábado, si necesitas una dosis de inspiración musical… aquí la tienes.

Moraleja para hoy:

Lo importante no es lo que te falta.

Es lo que haces con lo que tienes.

Así que si tú tienes dos manos completas y un piano delante…

No me vengas con excusas.

Practica.

Aprende.

Y haz música.

La música no es solo técnica.

Es también fuerza, actitud y decisión.

Y si quieres seguir tocando con más sentido, más motivación, más conexión…

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Pasa un día espectacular.

Javi 

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