A ver, haber, haver...

Prepárate bien porque lo que voy a contarte hoy no lo cuento todos los días.

Esta es de esas historias que normalmente uno se guarda, y solo las cuenta en confianza… pero como tú y yo tenemos ya una poca, allá voy.

Imagínate esto:

Un pianista joven, muy ilusionado (sí, yo mismo), se está preparando para una audición importante. 

Horas y horas de práctica, machacando las mismas piezas hasta que te duelen las yemas de los dedos, buscando esa perfección absurda que siempre nos han vendido como "la meta".

Llega el gran día.

Me siento frente al piano, con un público que te mira como si fuera a juzgarte hasta por cómo respiras. 

El jurado, con más cara de funeral que de concierto.

Yo, hecho un manojo de nervios.

Respiro hondo, pongo los dedos en las teclas y empiezo a tocar.

Y entonces... sucede.

Mis dedos se convierten en tentáculos de pulpo. 

Pero ojo, no un pulpo sofisticado y elegante, sino un pulpo borracho perdido en una fiesta de karaoke. 

Las notas se mezclan, el ritmo se me va al carajo, y lo que se supone que tenía que ser una interpretación de ensueño, se convierte en una auténtica orgía de caos musical.

La sala se queda en silencio.

Por un momento, te lo juro, deseé que me tragara la tierra. 

Pero entonces, algo dentro de mí hizo clic. 

En lugar de parar en seco y hacerme el "muertito", decidí improvisar. 

Dejar que esos “tentáculos” hicieran lo que les diera la gana, sin pensar, sin juzgarme.

¿Y sabes qué pasó?

La gente empezó a sonreír. 

Algunos incluso se movían al ritmo de aquel "hermoso desastre". 

Otros cerraban los ojos, disfrutando de lo que no tengo ni idea de cómo describir. 

Cuando terminé, me llevé unos aplausos que, honestamente, jamás había sentido de esa manera.

No, no gané la audición, ni de lejos. 

Pero querid@ pianoadict@, gané algo mucho más grande: la libertad de ser yo mismo frente al piano. 

Sin ataduras. 

Sin esa presión idiota de hacerlo todo perfecto.

¿Y por qué te estoy contando esto?

Porque sé que tú también has sentido esa maldita presión por ser perfecto, por no equivocarte, por seguir la partitura como si tu vida dependiera de ella.

Y quiero decirte algo claro y directo: hay otra manera.

En mi "Guía Práctica del Imperfecto Pianista", te muestro cómo mandar a paseo esa presión, cómo hacer que esos "tentáculos de pulpo" se conviertan en tu mejor truco, y sobre todo, cómo disfrutar cada segundo que pasas frente al piano, como debe ser.

¿Qué vas a encontrar en la guía?

• Técnicas para improvisar sin miedo, incluso si crees que eso no es lo tuyo.
• Ejercicios que te harán cagarte de risa y olvidarte de la maldita palabra "error".
• Historias de otros pianistas que rompieron moldes, dejaron las reglas y ahora tocan con libertad.

Y lo mejor de todo: aún sigue vigente la oferta especial de lanzamiento. 

Pero no por mucho tiempo, porque si esperas, no solo se te va la oferta, sino que los BONUS EXTRA desaparecerán también.

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Sólo para las primeras 100 personas en adquirir el libro :

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>> Sí, quiero tocar como un pulpo (pero con estilo) y disfrutar del piano como nunca antes <<

No dejes que las reglas y las expectativas de los demás te roben lo mejor del piano.

Es hora de que mandes todo a paseo y descubras lo que significa ser un pianista feliz de verdad.

Un abrazo con tentáculos,

Javi Nieto

PD1: Si alguna vez te has sentido como un pulpo borracho al tocar, esta guía es para ti. Y si no, también, porque romper las reglas siempre es buena idea. Aquí

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PD3: Si conoces a otros pianistas, háblales de la guía y compárteles la página para que también puedan romper sus frustraciones y limitaciones en el piano. Aquí