¿Quién debe pagar la cuenta en la primera cita? El amor, el dinero y los roles de género
Jan 15, 2025 6:21 pm
¿Quién debe pagar la cuenta en la primera cita?
El amor, el dinero y los roles de género
En México el hombre suele pagar, pero en Holanda la mujer paga lo suyo.
Foto en este artículo: René Ranisch en Unsplash CC [CC BY-NC-SA 2.0]
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Podría parecer que hay pocas cosas menos compatibles con las citas románticas que las finanzas. Pero nada más alejado de la realidad: las citas sirven para conocer a alguien y para aprender a tomar decisiones juntos, y pocas decisiones son más importantes que las decisiones financieras. ¿Quieres pruebas? El dinero es una de las principales razones de separación o divorcio.
En este artículo encontrarás:
•Un ejemplo de la confusión que algunos jóvenes viven con los cambios en los roles de género.
•Quién debe pagar en la primera cita según los mexicanos y un posible por qué de esta opinión.
• Cómo evitar confusiones de dinero en la primera cita.
•Cinco preguntas para explorar la compatibilidad financiera en la primera cita.
Empezaremos con un caso anónimo publicado en Facebook. Son los mensajes entre un chico y una chica después de su primera cita:
Chico - Bueno, no me gusta quedarme con nada, y sí me decepcionó que no preguntaras por tu parte de la cuenta y dieras por hecho que yo tenía que pagarla. No me mal entiendas, no tengo problema con pagar, pero el hecho de que no preguntaras si te tocaba algo o no hacer nada por pagar eso dice mucho para mí (bandera roja). Ni las gracias me dices. Real, si hubieses preguntado o hubiera visto tu intención de poner algo, yo te hubiera dicho “yo pago”, eso sería diferente. Por eso ya no quise quedarme o ir por tacos. Cuídate mucho.
Chica – Pues si no tenías me hubieras dicho y yo pagaba.
Chico – Sí tengo el dinero, no es problema. Que tú dieras por hecho que uno tiene que pagar, eso es lo que yo no veo bien. Pero eso soy yo y solo quería que lo supieras. Tal vez para ti sea diferente.
Chica – Pues si alguien me invita, esa persona paga. Cuando yo invito a alguien sé que tengo que pagar, pero si te molestó correr con la cuenta sin problema te transfiero mi consumo. No voy a pelear por dinero. Qué oso que me estén cobrando una salida.
Chico – Tampoco estoy peleando por dinero, ni te estoy cobrando. Solo te externé que desde mi punto de vista no está bien que des por hecho que uno tiene que pagar. En primer lugar no te invité ni te dije: “Oye, te invito unas cervezas o la comida”. Te dije “¿Hacemos algo? ¿Adónde quieres ir?”
Chica – Dame el número de cuenta.
Chico – Bueno, si te hace sentir mejor, te la paso. Fueron 530 y 50 que di de propina. Yo solo pedí un litro de pulque y medio litro al final. Lo que consideres justo, para mí está bien.
En los comentarios hubo de todo. Muchas mujeres insultaron al chico. Leí comentarios como:
“La rugida de tripas la leí hasta acá.”
“Ahora que lo diga sin hambre.”
“Pasa la cuenta, me dan ganas de depositarle para un pan.”
“Es un peligro para cualquier mujer, deberías etiquetarlo.”
La chica involucrada en la discusión aumentó la información en los comentarios:
"También he pagado y no por eso le digo a alguien: Oye, wey, como yo pagué todo eres una bandera roja. Si algo no me gustó, nomás no vuelvo a salir con la persona y ya. Qué necesidad de andar hablando de finanzas en una primera cita. A mí me daría más pena verme como él, neta, pero cada quien".
¿Tú qué opinas?
- ¿Ella es un foco rojo por no ofrecerse a pagar?
- ¿Es de mal gusto hablar de la parte financiera de una primera cita? ¿En qué momento debería hablarse?
- “El que invita paga” es una regla que se ha propuesto para estos casos, pero ¿qué pasa si uno de los dos tiene la iniciativa de salir y no especifica que te está invitando?
Una conocida de la chica escribió:
“Aquí el detalle es que él externó un tema que difícilmente alguien se atreve a mencionar, que es la cuestión económica o de dinero. Que en estos tiempos hablar de finanzas se tendría que normalizar. Él fue muy directo y eso es preferible. Es gracias a esto que nosotras perpetuamos la idea de la responsabilidad económica a un hombre, y generamos un rol tradicional de género sin la deconstrucción que implica dejar de visibilizar a un hombre como el que paga o el que aporta.”
El origen de la tradición
Hasta cierto punto, los roles de género están cambiando. En la primera cita romántica entre un hombre y una mujer, la tradición ha sido que los gastos corran por cuenta del chico. Pero si el feminismo afirma que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, ¿no deberíamos tener también las mismas obligaciones? ¿No debería cada quien pagar lo suyo en una cita romántica?
En los sondeos en México, la mayoría de los encuestados piensan que el hombre debería ofrecerse a pagar en la primera cita. ¿Esto significa que los mexicanos somos anticuados?
En algunos países como Alemania, Suecia o Países Bajos es común que cada quien pague lo suyo. A esta práctica se le suele llamar “pago a la holandesa” porque en esta región lleva un tiempo practicándose. ¿Son las mujeres de allá más progresistas que las “comodinas” y “arcaicas” mujeres mexicanas, que todavía esperan que los hombres paguen la cuenta en la primera cita?
Yo diría que no es cuestión de mentalidad, sino de biología mezclada con economía y cultura. Por ejemplo, las mujeres seguimos siendo financieramente vulnerables durante el embarazo y la crianza. Para muestra, la siguiente tabla basada en datos del INEGI, donde se muestra la brutal caída en los ingresos de las mujeres cuando tienen hijos.
La primera cita es un espacio para conocer el potencial como pareja de una persona antes de involucrarse emocionalmente. Es una pequeña ventana para pensar antes de caer de bruces en el amor. No es de extrañar, entonces, que las mujeres busquemos con más diligencia indicios de que el hombre con quien salimos es generoso, responsable y buen proveedor. Los rituales anticuados como invitar a la cita, abrir las puertas y pagar la cuenta son indicios de estas características para muchas mujeres. Aunque no tengamos la intención de procrear, este deseo de seguridad prevalece, probablemente por el reconocimiento subconsciente de nuestra vulnerabilidad biológica, además de que podríamos necesitar apoyo ante un embarazo no planeado.
Pero entonces, ¿por qué las mujeres holandesas no tienen problemas con pagar su parte en la primera cita? Aunque no lo creas, las mujeres en ese país también sufren una reducción drástica en sus ingresos, del 46%, después de tener un hijo. Esta caída en el salario después del parto es una estadística constante para las mujeres de casi todos los países (porque en algunos ni siquiera se les permite trabajar) y todos los grados educativos.
Pero a diferencia de México, Holanda tiene un énfasis cultural fuerte hacia la igualdad de género, reflejado en las políticas públicas hacia la crianza: ambos padres pueden tomarse pausas del trabajo para atender a sus hijos hasta que cumplen los 8 años de edad. Además, ambos padres reciben ayuda financiera del gobierno, y las madres y padres que son solteros reciben un ingreso extra. Adicionalmente, tienen acceso a subsidios para subsanar los costos de la crianza, que han demostrado ser particularmente útiles para las madres solteras, y este grupo recibe exenciones fiscales dependiendo de su ingreso.
Con una muy buena protección social, las mujeres de varios países nórdicos y europeos no ponen en riesgo su subsistencia si su pareja resulta ser un haragán irresponsable. Qué más da: pagan su parte de la cuenta y se dan el lujo de centrarse en los atributos menos financieros del hombre que tienen enfrente.
Al comprender lo anterior, podemos concluir que si una mujer no se ofrece a pagar en la primera cita, no es necesariamente una mala candidata para pareja, como afirmó el chico del ejemplo al principio del artículo. Los hombres deben estar conscientes de que el 90% de las mujeres esperarán que ellos paguen por razones culturales, biológicas y económicas, no porque estén buscando abusar de ellos.
¿Qué están pensando los hombres que no pagan la cuenta?
Igualmente habría que preguntarse si un hombre que no quiere pagar la cuenta en la primera cita es necesariamente un mal candidato como pareja.
En un pequeño estudio, identificaron cuatro tipos de hombres con sus propios estilos de pago en las primeras citas:
·El proveedor egoísta, con una visión negativa y desigual de las mujeres.
·El proveedor caballeroso, con una percepción idealizada de las mujeres y un discurso de proveedor responsable.
·El proveedor caballeroso compartido, con una percepción idealizada de las mujeres y un discurso de división equitativa de pagos.
·El proveedor mutuo, que percibe a las mujeres como sus iguales y tiene un discurso de división equitativa de pagos.
La conclusión del estudio es que es posible que las mujeres atribuyan ciertas características positivas a los hombres que pagan en la primera cita, sin darse cuenta de que esta actitud puede ser señal de responsabilidad y de generosidad pero también de desdén o idealización hacia las mujeres.
Por eso, el primer paso para tener primeras citas provechosas es dejar de usar el pago de la cuenta como una señal del tipo de persona que tienes enfrente. Hay que despojar a este gesto de cualquier simbolismo o significado sobre la naturaleza de la persona. Esto no significa que no es necesario explorar los valores financieros de la pareja potencial. Simplemente hagámoslo de forma distinta, como explicaré más adelante.
Nuevas reglas para la primera cita
Ya no hay lineamientos sociales claros y contundentes para las citas, para bien y para mal: para bien porque esto obliga a las parejas a hablar de finanzas desde el principio de la relación, y para mal porque si no se hace con tacto, podrían surgir malentendidos y problemas.
Al tomar la iniciativa para una primera cita, debes estar consciente de que tu elección de tipo de cita y si pagas o no enviará un cierto mensaje a tu potencial pareja.
Si tú tuviste la idea de salir juntos, sería buena idea que tú pagues. Recomiendo que elijas un lugar que dé una imagen realista de tus posibilidades a mediano plazo, para no crear expectativas irreales. Es decir, no trates de apantallar a una persona invitándola a salir a un restaurante lujoso la primera vez, si el resto de tus invitaciones serán a los tacos de canasta que están sobre la banqueta frente a la terminal de autobuses.
Si no queda claro quién invitó a quién, puedes esperar a la cita para hablar de dinero, pero solo si tienes la intención de pagar tú. Pregunta cómo se siente la otra persona al respecto: “Si me lo permites, me gustaría pagar la cuenta. Pero si no estás de acuerdo, podemos dividirla también”. No insistas si la otra persona no quiere que tú pagues. He oído que algunas mujeres se ofenden si las presionas para que no paguen nada.
Si no quieres pagar en la primera cita, dale a la otra persona la opción de elegir el lugar de la cita y avísale con anticipación que deseas dividir la cuenta por mitad. Explícale tus motivaciones: “Salgo mucho en primeras citas y me sale muy caro” no es una buena razón. Pero sí podría ser: “Estoy tratando de ahorrar para pagar mi universidad, y tengo un presupuesto limitado para salir a comer”.
Sentirte cómodo hablando de dinero desde el principio es un gran comienzo. Permite saber si sus actitudes y valores son similares antes de formalizar. Una relación que inicia es cemento fresco. Es el momento ideal para llegar a acuerdos que hagan sentir cómodos a ambos. Cuando pasa el tiempo, el cemento se va secando y las dinámicas poco saludables son difíciles de modificar.
Todas las citas del resto de su vida juntos
Después de la primera cita, las reglas cambian.
Muchos hombres dejan de salir con mujeres que nunca se ofrecen a pagar los gastos durante meses, sin siquiera comentarles que les molesta. El problema vuelve a ser el mismo: usar este gesto como una prueba, una señal de peligro y una muestra de su personalidad y no como el seguimiento de un patrón biológico o cultural.
En la primera cita no sabes quién gana más, quién gana menos, no sabes todavía los secretos financieros de la persona. Lo ideal es platicar de dinero en las siguientes citas para llegar a arreglos ventajosos para ambos, tratando de que ninguno se exceda en sus gastos al salir juntos y considerando el contexto de cada uno.
Los verdaderos focos rojos en la primera cita y cómo encontrarlos
Dado que pagar o no pagar en la primera cita no determina la viabilidad o compatibilidad de una pareja, ¿cuáles serían las verdaderas “pruebas” o “focos rojos” a buscar durante esta cita?
Lo más importante es que la pareja disfrute de compatibilidad financiera. Los focos solo son rojos si tú los ves de ese color. Una persona conservadora y ahorradora podría ser tu pareja ideal, o quizás prefieras que busque viajar constantemente sin preocuparse por comprar una casa o tener hijos. Que los valores y preferencias financieras de tu cita sean incompatibles con las tuyas es el mayor foco rojo de todos. Si vivir con esta persona te impedirá lograr tus sueños, es mejor no continuar, ¿no crees? Por eso, para decidir si habrá o no segunda cita, te doy los siguientes consejos:
1. Propón una cita de bajo costo. No necesariamente un café del Oxxo, pero sí puede ser un picnic, un paseo por el parque o el mejor helado de la ciudad. Si la otra persona tiene gustos caros, podría no gustarle la sugerencia, pero su reacción te dará una idea de cómo se siente acerca de gastar dinero, y si sus valores corresponden con los tuyos.
2. Cuenta tus planes y pregunta sobre sus planes, ambiciones y sueños a largo plazo. Es una forma romántica de conocer mejor a la persona, pero también una buena forma de explorar el estilo de vida que busca tener en el futuro.
3. Pregúntale cuáles serían sus vacaciones ideales. Si describe destinos costosos, alojamientos de cinco estrellas y restaurantes Michelín en el corto plazo, aunque no tenga con qué pagarlo aún, son indicios de que la persona no es muy frugal o realista, especialmente si no tiene un plan para costear todo eso. O tal vez se puede permitir un estilo de vida muy costoso, que tú no puedes sostener sin caer en la ruina. No es que esto descalifique a la persona como pareja, pero sí ameritaría una conversación seria sobre sus expectativas.
4. Cuestiona sobre aspectos laborales. Pregunta qué trabajo le gustaría realizar en cinco años si el dinero no fuera problema. Esto también es importante para conocer si son compatibles en sus metas. Si la otra persona quiere ser artista plástico voluntario en un asilo de ancianos y tú quieres ahorrar agresivamente para retirarte a los 40 años, posiblemente sus sueños son incompatibles.
5. Pregúntale cómo es la casa de sus sueños. Saber qué tanto ha avanzado en sus planes para lograr estos sueños es una forma de conocer su madurez financiera. ¿Quiere una mansión junto al mar? ¿Un apartamento en la ciudad? ¿Ya tiene los planos para hacer un cuartito sobre la casa de sus papás? ¿Quiere rentar casa toda la vida?
Conclusión
Pagar o no pagar la cuenta en la primera cita no es importante. Lo importante es aprender a sentirse cómodos hablando de dinero para algún día tener una relación con intimidad financiera. Esto es algo que se aprende y cultiva; qué mejor practicarlo desde el principio, compartiendo sus sueños y explorando juntos las posibilidades en el futuro.
Cuéntame a vuelta de correo, ¿cómo has discutido el pago de la cuenta en las primeras citas? ¿Sientes que la forma de conducirte en la primera cita ha marcado el paso para el resto de una relación con alguien? ¿Hay algún tema que te gustaría que tocara en el futuro?
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¡Nos vemos el próximo mes!
Con emoción,
Edith