Postales Crisálidas

Nov 28, 2024 10:15 am

Ayer nos reunimos en 3 de Artesanía.


El miedo que tuve al hacer la propuesta de taller está siendo proporcional a los tesoros que están apareciendo cada vez que nos juntamos.


Gracias artesanas.




Hoy quiero compartir algo importante que ayer apareció.


Fue el tema del silencio.


O más bien, los silencios.




Hay algo importante de aclarar:


Hay, al menos, 2 tipos de silencios.




Me explico.




Tenemos el primer silencio.


Silencio ante una situación que me da miedo.


Hago silencio en una situación que me incomoda.


Guardo silencio cuando hay algo que no sé cómo afrontar.


Estoy en silencio ante un tema que prefiero evitar.


Me mantengo en silencio cuando pienso (quizás porque será efectivamente así) que lo que voy a decir no va a ser bien acogido por quien me escuche.




Ahí me callo.


Así no hay más jaleo, pienso.


Así no soy violenta, me digo.


"Si me callo, no sucederá nada malo."




Esos son pensamientos que nos visitan.


Pensamientos que, sin haber pedido permiso, se instalan.


Ale, por la cara.


Con altos impuestos, eso sí.




Vale.


Ese es un tipo de silencio.


Yo lo llamo silencio avestruz.


O silencio evitativo.


O silencio mentiroso.




"Si no hablo de ello, no existe."




La trampa de este silencio es que es un silencio parcial.


No hablo hacia afuera.


No suelto prenda.


No digo ná.




Ahora bien...


Y esta es la cuestión:


¿Dentro de mí hay silencio?


¿Es un silencio que me deja en paz?




Qué va, zuprimaaaaaaa.


Habitualmente, en estos casos, dentro hay un runrún que pa qué.


Chumpa, chumpa, chumpa, chumpaaaaa.




Por eso lo llamo silencio mentiroso.


Hay silencio de mí hacia ti. Claro.


Pero dentro de mí, silencio ninguno.




Este silencio destroza vísceras.


Crea caca podrida.


Quita el sueño.


En fin... nada que no sepas.




El otro tipo de silencio es algo extraño.


Este es el segundo tipo de silencio.


Es un silencio que no suele abundar.


Requiere de una gran reflexión.


Es el silencio que nace cuando, aunque tengas muchas ganas de decir algo, puedes pararte a calibrar y tomar la temperatura del ambiente.


Ahí te das cuenta de que en la otra parte no hay nadie que te pueda recibir.




¿Tiene sentido decir algo si no te pueden escuchar?


¿Qué implica dar algo sabiendo que no va a ser bienvenido?




Este silencio sucede cuando aceptas que la otra persona, por muy clara que seas tú con tus necesidades y tu comunicación, no va a saber de lo que le estás hablando.


Por tanto, será una pérdida de energía.


Da igual cómo lo digas.


Da igual que seas asertiva.


Da igual que comprendas su historia y sus heridas.


De verdad, todo da igual.




No hay nadie en el otro lado del teléfono.


Por mucho que hables... no hay nadie.




Es bueno saber que esta respuesta no es un ataque.


Sencillamente, no hay nadie al otro lado.


Nada.


Ausencia.


No hay hoja de reclamaciones.




Y eso... ciertamente, da pena.


Eso es motivo de tristeza.


Así de sencillo.




A este silencio ayer lo llamé silencio de aceptación.


También lo podríamos llamar silencio que te cuida.


Silencio de mamá oso.


¿Se te ocurre otro nombre?


Te leo.




Pues bien.


Ha llegado el día.


28 de noviembre.


Hoy es el último día para encargar Postales Crisálidas.




¿Qué relación podrían tener estas postales con el silencio?




Te lo voy a contar.


Mira tú por donde.


Te lo voy a contar.




Quizás estas postales te pueden ayudar a decir algo que no sabes cómo.




Pedir perdón.




Contar algo difícil.




Pedirle que se case contigo.




Celebrar eso con tu amigo que está lejos.




Decirle que la echas de menos.




Expresar finalmente: se acabó!




Revelar un secreto.




Hacerle esa propuesta que llevas rato pensando.




Lo que tú quieras.




Sí, sí, lo que tú quieras.




Lo importante es romper el silencio.




A poder ser, bellamente.




Ahí es donde la postal crisálida entra en acción.




Ella será una mensajera de belleza y ligereza.




Esa es mi responsabilidad.




Crear un formato que llegue a la casa que desees y comunicar lo que sea que desees con ricura, cariño y alegría.




¿Y tu responsabilidad?




Sencillamente, romper el silencio.




CIAO SILENCIO!






PS: hoy es el último día. Mañana, aunque me escribas, te diré: ayer era el día para hacer tu encargo. Hoy ya no. Hoy es 29 de noviembre. Ayer era 28.



PS2: hoy es 28 de noviembre. Aún puedes encargar tu postal crisálida. No me digas que no te has enterao con lo pesaíta que estoy.



PS3: no estoy pesá, lo que estoy es orgullosa y felí. Ya está bien. Chitón.

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