Alguna vez me han preguntado:

¿Cómo se hace una canción?

Ahí va una de mis respuestas en relación a la letra.

Con la musical entro otro día.

Como diría Jack el Destripador:

Vamos por partes.

Esto es lo que yo digo (y me digo) para hacer una canción.

Decide con contar la verdad.

Recoge todo tu ímpetu.

Y hazlo.

Si tú no cuentas tu verdad, se convertirá en mentira.

Esto es así porque lo que no se dice, crea mentiras.

Quien calla no siempre otorga.

Quien calla, calla.

Ayer vi una película en la que a la protagonista le preguntan:

- ¿Qué le diría a todas las mujeres que están viviendo una situación parecida?

- Que no se callen.

¿Quién si no tú para contar tu verdad?

¿Quién si no para cantar tu verdad?

Ese poder es tuyo.

Y de nadie más.

Canta Joni Mitchell en su primera línea de Blue:

Songs are like tattoos

¿No sabes por dónde empezar?

Mira tu piel.

Pregunta a tu piel.

Ella guarda las líneas de tiempo de tu vida.

Tus encuentros.

Tus comienzos.

Tus sueños.

Tus relaciones.

Tus dolores.

Tus despedidas.

Tus secretos.

Tus sonrisas.

Tus lágrimas.

Tus lunares.

Tus cicatrices.

Tus mapas.

Todo eso son canciones.

Claro, aún son canciones sin voz.

Tú has de ponérsela.

Tú puedes.

Y debes.

Alguna vez me han preguntado:

¿Cómo se hace una canción?

Otra de mis respuestas es esta:

Usa tu voz.

La que tengas en cada momento.

Esa voz cerrada, seca, rota...

Ahí está la canción.

Cree en ella.

Cree en ti.

¿Te sirven estas respuestas?

No me lo digas.

De verdad, no me lo digas.

Cántatelo.

En voz bajita.

Que no te oiga nadie.

Pero canta.

Si lo cantas, me llegará.

Así son las canciones...

Siempre llegan.

: )

Que tu voz una de las voces

que cante las canciones

de los tatuajes

que nos deja la vida.

Nada se vive en vano si se convierte en canción.

Este jueves yo lo demostraré.

¿Cómo?

Todo a su tiempo.

Recuerda:

Cuenta tu verdad.

Tu verdad es preferible a la perfección.

La verdad es lo que amamos y necesitamos las personas.

Todo lo demás, mentira.

Buen viaje hacia tu canción.

PS: ¿quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.