Ayer fui a ver a Amanda mientras pintaba un mural.

Es una pared de unos 45 metros de largo.

De alto, más o menos como yo (156 cm) y un brazo para arriba.

Lo que está haciendo es de escándalo.

Es toda una secuencia de las etapas de la vida.

La gama cromática que está usando abraza tus pupilas: amarillos, naranjas, marrones y unas rosas rojas.

Cuando paramos a comer, un tema de conversación se presentó en la mesa.

Podríamos decir que es:

EL TEMA

Hablamos de la muerte.

¿Qué es la muerte para ti?

¿Cómo quieres morir?

¿Qué estás haciendo hoy para conseguirlo?

Teniendo en cuenta nuestras cartas natales, no es sorprendente que este tema apareciera con tantísima naturalidad.

Es un lujo conversar sobre esto que es tan de la vida.

Si algo tenemos claro aquí es que, afortunadamente, nadie va a escapar de la muerte.

Una de las cosas que dije en voz alta es esta:

La muerte me hace poner en valor muchas cosas.

En el último mes y medio han operado a mi padre y a mi madre.

Todo ha salido bien pero se han movido las estructuras.

Mucho.

Es importante sentir el movimiento.

Todo está siempre en movimiento, ya lo sabemos.

Pero a veces, por cortesía de la búsqueda de seguridad y esas otras cosillas que nos quieren vender, podemos sentir el atasco.

No quiero decir que el atasco no sea real.

Es real sentirnos atascadas.

Por tanto, nos atascamos.

Pero no pierdas de vista esto que voy a decir (y que no he inventado yo):

Todo está en movimiento.

Todo.

Todas.

Todos.

Todes.

Aunque no lo parezca, siempre es así.

Siempre.

Si.

Empre.

Por ejemplo, ahora llueve mucho en Gandía.

Hay quien no sentirá el movimiento del agua porque está en casa.

Eso no quiere decir que no se esté limpiando la tierra.

Y nosotras con ella.

¿Qué quieres que le haga?

Vengo de familia de limpiadoras.

El agua, la limpieza, la música, la muerte... lo veo todo en el mismo pack.

Si algún día te apetece, podemos mirar a como se mueve tu cielo.

El lenguaje astrológico nos recuerda que todo está en continuo cambio.

Continuo cambio.

Ahora bien, o mal (depende):

Puedes fluir con el cambio.

O no.

El cambio vendrá igualmente.

Eso está claro.

Fluir o no fluir, esa es la cuestión.

Una posibilidad aquí.

Abracicos pasados por agua.

Cuídate y hasta mañana.

PS: Noviembre en Gandía se viene algo muy guay. Pronto te cuento.

PS2: espero que tú también puedas ver a la muerte como un motor de vida.

PS3: y duele, claro.