Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.

Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano

Cusha.

En las dos primeras películas de Matrix hay algo que no hay que perder de vista ni oído.

Es algo que sucede casi al final.

Está la Mujer Oráculo que siempre dice lo suficiente para que la rueda gire.

Es así que Trinity sabe que que Neo es quien es Neo.

Aunque Neo no lo sabe, Trinity lo sabe porque ha escucha a la Mujer Oráculo.

Gracias a que escuchó y se hizo caso, puede ni más ni menos que revivirlo.

O quizás... ella siempre supo que él no podía morir.

El caso es que Trinity hace algo imposible.

Y en la segunda película, como el ejemplo está sembrado, se intercambian los papeles.

Es cierto que hay muchísimas más escenas de acción de la primera a la segunda pero eso no quita que siga habiendo chicha de la güena.

El mensaje es claro: el amor redefine los límites de la muerte.

Lo que Lilly Wachowski y Lana Wachowski han hecho con la saga Matrix es algo que no se pué explicar.

Morfeo, entre tantas de sus perlas, dice:

Te muestro la puerta y está en ti decidir atravesarla o no.

Algo parecido pasa con las POSTALES QRISÁLIDAS.

No sé qué pasa siempre a última hora que hay movimientos sorprendentes.

Gracias por la confianza.

Aún queda alguna:

Aquí.

Las Tortuguitas están deseando empezar a enviarlas.

Muy pronto.

Llegarán a casa antes de que acabe una cámara lenta de las de Matrix.

Abracicos.

Felices sueños.

O feliz despertar.

PS: son 20€.

PS2: hay mucho más que una postal.

PS3: toda la info en el naranjita.