Ser natural no sale naturalmente

Aug 22, 2025 11:11 am

Hoy toca viajar en el tiempo.


Para ello contaré que una historieta.


Durante el 2016/17 estuve haciendo un posgrado en el Teatro de los Sentidos.




De todo lo que he vivido a nivel académico, esta experiencia ha sido de las más desconcertantes de todas, con diferencia.


Ojo, eso no es algo malo.


Ni bueno.


Es otra cosa.




Si alguna vez has tenido la oportunidad de vivir alguna de las obras del Teatro de los Sentidos, sabrás que este no es un teatro al uso.


La experiencia es inmersiva.


Tú eres parte de la obra y la obra es parte de ti.


Como te digo, algo fuera de lo común.




Poética del juego y lenguaje sensorial.


Así es como se llamaba el posgrado.




Durante todos los encuentros, había algo que siempre nos acompañaba.


Es un concepto muy básico e importante.


Y es lo que el Noticiero Crisálido nos trae hoy.




Cusha.




Esto aplica al arte.


También a nuestras relaciones.


En esto último, incluimos cómo nos hablamos a nosotras mismas.


(no pierdas de vista esta última frase)




Piensa en esto.


¿Qué es lo que más valoras de una persona?




Sí.


Ya.


La pregunta es grande.


Pero no tanto.


Es simple.


Y sí...


Lo simple es difícil.




La repito:


¿Qué es lo que más valoras de una persona?




Yo te voy a dar mi respuesta.


Quizás te sirva.


Quizás no.


Eso lo decides tú.




Lo que yo más valoro de una persona es la naturalidad.


Dicho de otra forma:


La honestidad de estar como está.




Confieso que me saltan un poco los plomos cuando veo a alguien que aparece con trajes y trajes y trajes y trajes y trajes artificiales.


No son los trajes lo que me molestan sino la creencia de que, con esos trajes, estará mejor o será una mejor persona.


Lo siento, no comparto esa creencia.




Prefiero, mil veces más, la cruda realidad que un maquillaje flu-flu.


Prefiero, cinco mil veces más, la naturalidad que la impostura.


Prefiero, un millón de veces más, lo descosido que lo encorsetado.




Y claro...


Para gustos, colores.




En el Teatro de los Sentidos, escuché muchas veces esta frase:


La espontaneidad no se puede forzar.




Nunca antes había escuchado eso y para mí era, cada vez, una revelación.


La espontaneidad no se puede forzar.


La espontaneidad no se puede forzar.


La espontaneidad no se puede forzar.




¿Qué quería decir?


¿Lo sabía yo ya eso?


¿Qué me pasaba con esa frase?




Sí.


Sabía qué es lo que me pasaba.


Y al final alguien le había puesto palabras.


Hallelujah!!!




Gracias a la Música, yo me había dado cuenta de que ser natural no salía naturalmente.


No se trataba de fluir y ya.


Ale.




La cosa no es tan sencilla como:


Sé tú misma.




Uyyyy, esa frase.


Danger.


Peligro.


Achtung.




Lo que descubrí gracias a ese mantra fue lo siguiente:


La espontaneidad no se puede forzar pero sí se puede entrenar.




Eso abrió una puerta importante en mí.


Entrenar es algo que me recuerda a jugar.


Bingo.




Cuando jugamos, no fingimos.


Cuando jugamos, todo está presente.


Cuando jugamos, caen todos los velos.




Pero claro...


A veces es difícil jugar.


Sobre todo, si no sabes las reglas del juego.


O no comprendes las carta que tienes.




Te propongo algo que puede aportarte luces.


Imagínate una vela en la oscuridad.


La oscuridad no desaparece pero sí que ves donde poner el siguiente pie.


De eso trata la vida, creo yo.


De dar un paso a la vez.


Y confiar en que siempre habrá una nueva llamita.




¿Quieres jugar tus cartas?


Mira esto.




Mañana hablaremos un poquito de esto en la Asamblea del Ullal.


Feliz luna negra, almas crisálidas.


Abracicos.





PS: este es el verdadero secreto de la vida: estar completamente comprometida con lo que estás haciendo aquí y ahora. Y en lugar de llamarlo trabajo, date cuenta de que es un juego.



PS2: la frase es de Alan Watts.



PS3: para darte cuenta, quizás en el naranjita hay algo para ti.

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