Tiempo y familia
Jan 19, 2025 11:23 am
Cada familia tiene sus cosas.
Sí, todas.
Una de las de la mía es que, desde hace ya unos años, nuestra comida navideña es a mediados de enero.
Es la mejor estrategia que hemos encontrado para poder encontrarnos sin dejar de atender a otros vínculos que en estos momentos necesitan la presencia en los días del 24 y 25 de diciembre.
Total, que ayer fue mi comida navideña familiar.
18 enero 2025.
Fue hermoso reencontrarme con mi tía, mi tío y mi primo.
Y aún más hermoso fue sentir esto:
Flexibilidad.
Secreto.
Si por mí fuera, yo no habría hecho ese cambio de fechas.
Mis costumbres eran otras.
Me gustaba reunirnos el 24 de diciembre en Chinchilla.
Era todo lo que había vivido.
Cuando todo cambió, fue un shock.
Entendía los motivos del cambio y al mismo tiempo, echaba de menos nuestras reuniones, las tortas de manteca, el jaleo familiar que en ningún momento del año vivía...
Y Chinchilla.
Echo de menos Chinchilla.
Pero claro, el cambio llegó.
El cambio siempre llega.
Y con los años, yo he crecido con este cambio.
Mi flexibilidad ha crecido sin sacrificar mis sentimientos.
¿Sabes eso que se decir de?
Ah! Tienes que ser flexible y fluir...
Sí, bueno.
Eso está muy guay.
Pero, ¿y si no me sale ser flexible y fluir?
Todo toma su tiempo.
Todo.
Los cambios pueden ser repentinos pero las transiciones, siempre misteriosas, requieren de otros procesos.
Esto es así.
La flexibilidad, según mi experiencia, no está separada de:
Aceptar lo que siento en cada momento.
Aunque no me guste.
Si siento que algo me molesta, me toca decir: sí, me molesta esto.
Cuando la flexibilidad se siembra bien adentro, es inevitable que rebose hacia fuera.
Te digo, yo no soy la persona más flexible.
Para qué mentir.
En según que cosas, me sale la bestia parda que no puede imaginar otras maneras de hacer.
Ayer por ejemplo, con mi tío, hablamos de la explotación infantil. Con esto, me cuesta ser flexible. No quiero asumir esta realidad como esto es lo que hay.
Sí, me pasa.
Pero en otras cosas, sé que he cultivado una gran flexibilidad.
¿Qué cosas?
Los cascas.
Estos instrumentos de la costa oeste africana son un desafío total para la mente occidental.
La mente occidental, la nuestra, preve y analiza todo lo previsible y analizable.
Los cascas son un jodido rompecabezas.
Digo jodido a conciencia.
Para qué mentir.
Son unos instrumentos que no son lo más accesible del mundo.
Entiendo que la mayoría de la gente prefiera descargarse un juego que tocar los cascas.
¿Por qué?
Porque los cascas cuestan y descargarse un juego, no.
Ayer descubrí la correlación entre el tiempo familiar y los cascas.
La cosa es más bien difícil.
Encontrarse no es cosa fácil.
Acompasarse, tremendo jari.
Darnos el espacio que piden los cambios, pffff!
Tener el amor disponible para continuar... agüitaaaaa.
Pero bueno, es lo que hay.
Por lo menos, esto es lo que hay en mi vida.
Y yo, sólo puedo hablar de mi vida.
Y ofrecerlo.
Hasta las 19h tienes las puertas abiertas.
Puedes decirme qué horario te va bien para El Abc de los Cascas.
Yo pongo de mi parte.
Tú pones de la tuya.
Esta es la cosa.
PS: El Abc de los Cascas es un taller online que sucederá en febrero. Quizás sea el único que haga este 2025. Si te interesa flexibilizarte, aunque sea en una pequeña cosa, enlace arriba.