Mami, dame agua para que me duela menos

Jul 29, 2023 8:47 am

Hace dos noches regresé a la Terreta.


*La Terreta es una manera cariñosa que tenemos de nombrar a la Comunidad Valenciana. Siempre invito a que más gente use esta expresión.


Escribo ahora mismo imbuida en la típica humedad del Grau de Gandía.

Me gusta esta sensación de no poderme escapar de ninguna de las maneras. Es tan intenso como suena, sí.



El noticiero de hoy viene con una historieta que sucedió hace no mucho.


Anoche se la conté a mi madre y pensé en escribirla al levantarme.


Aquí estoy.



Eran las 21h y yo estaba en el aeropuerto de Karlsruhe. En este aeropuerto había un parque con columpios, una idea fantástica para un lugar que acumula tantísimas emociones. Estuve un rato mirando cómo jugaban. Siempre es alucinante escuchar esas voces en movimiento.


Al cabo de un rato, una niña de hoyuelos mágicos, se sentó en el regazo de su mamá y le dijo llorando muchíssssssssimo:


- Mami, dame agua para que me duela menos.



Se señalaba el brazo izquierdo.

Un brazo muy pequeñito.

Una voz muy grande.



La mamá le respondió en alemán. Intentó distraerla. No le dio agua y la niña volvió a pedírsela. Repitió exactamente las mismas palabras.


- Mami, dame agua para que me duela menos.


Sé que un día haré una canción con esta frase porque lo que sentí cada vez que la niña la decía era muy fuerte.


Después de insistir un rato más, la mamá le dio agua y la niña la bebió como si no existiera nada más en el mundo.


Toda mi atención estaba en lo que estaba sucediendo entre ellas dos.


Bebió y pareció que sintió alivio. Yo me alegré un montón.



En menos de 10 segundos volvió a llorar muchííííísimo y chillando dijo:


- Me duele muuuucho. Sé que no me he roto ningún hueso

pero me duele mucho.



Tuve que preguntarle.


No pude aguantarme.


Ni lo pensé.


Mi boca fue sola:


- Oye, ¿qué te ha pasado?



Dejó de llorar de inmediato. Me miró de arriba a abajo varias veces. Se miró el brazo y luego a su mamá. Su mamá también me miró de arriba a abajo.


- ¿Te has caído o te has dado un golpe?


Como quien no quiere la cosa, pero al mismo tiempo sí, asintió.


Sacó su lengua para saborear una de sus lágrimas.


(ay, qué tierna escena)



- Debe haber sido un golpe fuerte para que te duela tanto el brazo.


Y ahí, se abrió el cielo.


Empiezó a contarme lo que había pasado, en qué partes exactas le dolía el brazo, que no sabía qué hacer con su dolor, que el agua no había funcionado.


Y cuando acabó, siguió llorando.


Cuántas cosas 😮



En ese momento, veo que su mamá intenta algo más.


Yo estaba aún sintiendo esas tantísimas cosas que me había contado en menos de un minuto con su vocecita mágica.


Cuando alguien llora en público me maravilla.


Me parece algo de otro mundo.


Siento que es bellísimo.


Hay un permiso ahí que me enamora.



La niña sigue llorando y, sin intención de callarla pero sí de intentar escuchar lo que está sucediendo, abro uno de los bolsillos de mi mochila.


(cómo me gustan los bolsillos)



Me encuentro con mi crema de la cara y le digo:


- Oye, ¿quieres que probemos a ponerte esta crema en el brazo?


Deja de llorar.

No responde.

Mira a mamá.


Abro la crema y le digo:


- Queda poquita crema pero si quieres puedes usarla. Quizás te vaya bien. A mí me va bien cuando me la pongo. ¿Quieres?


Dice que sí con la cabeza.


YESSS!


Señala a mamá y le indica que lo haga ella. La mamá me pide permiso para meter su dedo en la crema y yo le digo que p'alante. Empieza a ponerle crema en su bracito y entonces ella también quiere ponerse crema.


Mete su dedito en el coso de la crema y su brazo acaba blanco.


Jeje, qué guay.



La niña se pasa la crema con mucho esmero pero en un momento para de hacerlo. Le pide a su mamá que no haga desaparecer la crema de su brazo.


La mamá le dice:


- Estoy pasándotela para que llegue más adentro y que no se quede en la superficie. Así seguro que te deja de doler.



La niña mira para arriba y dice:


- Vale, vale. Que llegue adentro.



Me devuelven el tarrito de crema con un danke

y la niña con una sonrisa de hoyuelos.



Yo sigo a mis cosas y en menos de lo que canta un gallo,

la niña empieza a chillar:


- YA NO ME DUELE. YA NO ME DUELE, MAMIIII.



Me miró y me dijo:


- Ya no me duele. No me duele nada.


- Vaya, lo has hecho muy bien.


- Sí, sí. Ya no me duele.


- ¿Cómo te llamas?


- Me llamo Laia.



Esto sucedió el 27 de julio por la noche en el aeropuerto de Karlsruhe. Así fue cómo me despedí de mi gira por Alemania. Creo que nunca olvidaré ese momento y los que vinieron después con Laia y su hermano Neo.


Por estas cosas, y otras tantas, intento soltar el móvil bastante cuando estoy en lugares de desplazamiento. Trenes, estaciones, guaguas, puertas de embarque, andenes. En estos lugares siempre está sucediendo algo que invita a descubrir un tesoro. Bueno, así es como lo vivo yo.


Me pregunto cómo lo viven otras personas.









COSITAS QUE OFREZCO


1. Suscribirte a mi canal de youtube

https://www.youtube.com/lacrisarts


Dale al símbolo de la campanita para recibir un aviso cuando publico algo.

Se vienen cositas que no he anunciado en ningún lugar.



2. Viaje de Comunicación NoViolenta

https://lacrisarts.com/comunicacionnoviolenta/


Llevo 3 años con este curso abierto y he decido que el 21 de

septiembre dejará de estar disponible. Si te quieres apuntar, puedes

hacerlo antes de ese día. Sigue habiendo facilidades de pago.



3. Ritmo y juego para tu cuerpo de fuego

https://lacrisarts.com/ritmoyjuego/


Si quieres aprender (o seguir aprendiendo) de manera juguetona sobre

tu capacidad de hacer música con tu cuerpo, esto te puede hacer tilín.


Ideal para familias.



4. Una playlist que he hecho en spotify con mis músicas

https://t.ly/WmRSb


Hay cosas bastante bizarras chachis.






Y hasta aquí el noticiero crisálido de hoy, mi gente.


Buen camino hacia la súper luna llena del 1 de agosto.


Abrazos y mucha agüita.





PS: aquí puedes ver algunos momentos de

la Friendship Reencounter Tour en Berlín y Leipzig.


Comments