El cascasnueces
Nov 29, 2023 6:06 am
Escribo este noticiero crisálido desde Madrid.
Hola desde el centro de la Península.
Hace más fresquito aquí que en Gandía.
Qué bien ir un poco más abrigada.
Ayer en el tren, una de mis mejores oficinas, terminé de editar un vídeo. Llevaba días pensando en si publicarlo o no. La música que aparece es una de las más mágicas para mí y eso, a veces, me causa unos vértigos rarunos.
He tenido dudas sobre si me estaba gustando cómo estaba quedando.
Vi mi pájara mental.
Aleteos de aquí para allá.
Respiré y dije: relájate, muchacha.
La Danza del Hada de Azúcar es una de mis obras orquestales favoritas del universo que conozco. El timbre de la celesta, ese pianito acampanado que hace la melodía protagonista, me derrite y me hace sonreír. Y por lo que se ve, no soy a la única a la que le pasa.
Es tan chachi...
La celesta es uno de esos colores que me traen el sabor de la infancia, la inocencia y la alegría. Sonido ligero y con muchos armónicos.
Esta obra forma parte del ballet del Cascanueces (The Nutcracker) y que, por razones de una dulzura lingüística sin igual, me he permitido rebautizarla como:
EL CASCASNUECES
Tchaikovsky estrenó esta obra el 18 de diciembre de 1892 en San Petersburgo. Me imagino cómo debe haber sido presenciar ese momento. Me gusta imaginármelo como si hubiera estado en esa sala. Todas estas sonoridades aterrizando en los oídos humanos durante la llegada del invierno ruso. Mucha nieve y pocas horas de luz. Borsch y otros manjares para calentarse. Personas flipando y otras no entendiendo nada e incluso criticando.
Anoche cené con una amiga y un amigo en un lugar que se llama Hakuna Matata. Ella y él son artistas del circo, de la música y de las relaciones humanas. Él me decía que durante mucho tiempo había tenido una frase rondándole, porque la había leído en un libro, y que hasta hace relativamente poco no supo lo que quería decir.
En la vida hay sufrimiento.
Esta frase ha llegado a nuestra conversación porque yo les había empezado a contar algo sobre mi vida. Les he contado una de esas cosas que muchas veces no nombramos porque no queremos que se preocupen por nosotras. Por suerte, hoy no he cometido esa cagada y les he contado. Sentí confianza y una oportunidad de seguir explorando la vida desde el amor.
Recordé esta frase:
¿Quién soy yo para controlar quién me ama?
Aprovechando la ternura del hada dulzona de Tchaikovsky, les compartí a esta pareja amiga un poquito de mi orquesta vital de los últimos tiempos. Decidí ser vulnerable una vez más. Me regalé un momento de conexión en el que el sufrimiento no ha sido algo que haya querido esconder porque "cada cual ya tiene lo suyo, donde voy yo a contar nada a nadie".
O porque "qué van a pensar de mí".
O porque "la vida es maravillosa, no hablemos de cosas tristes".
Sí, claro. Evidentemente que la vida es maravillosa.
Y mucho.
Precisamente lo es porque (también) la tristeza, la angustia, la desesperación, el cansancio, las separaciones, la incertidumbre forman parte de ella.
Hay cosas que no están en nuestras manos.
Yo me digo:
Hay cosas que no están en mis manos pero quiero recordar lo que sí está. Deseo estar con el corazón abierto en mis relaciones, comunicarme y no aislarme. Quiero regar mi curiosidad para aprender de mí y de quien me rodea, en cada situación. De la misma manera que intento estar para mi gente querida cuando me necesitan y me lo piden, quiero aprender a sentir que también pueden estar para mí y que puedo pedirlo.
Sé que no es fácil.
Y me pregunto con suavidad.
¿Qué es fácil?
Abrazos para ti desde la tierra de los perdigotos.
Permítete ser quien eres.
Rodéate de quien se permite ser quien es.
Let's be the fairy sugar plum!
La Qris *
✨ 🐬 🌹
PS: Mañana jueves es el último día para apuntarse al taller
de cascas que haré el sábado 2 de diciembre en Madrid.
Y el domingo 3, hago un concierto familiar a las 11h.
Para todo tipo de familias. Desde 0 a 111 años.