Estos días he hecho limpieza de trastos.

Entre los que he vendido por wallapop.

Y los trastos que he tirado de los restos de bricolage.

Mi caja de herramientas parece otra.

Y mi casa también.

Aunque con niños pequeños es difícil que no invadan cada rincón.

El manitas que llevas dentro siempre ha tratado de parecer un profesional.

Con esa caja de herramientas con sus cuatro tornillos y la bolsa de tacos a medio usar.

Que lo peor es cuando se desparraman.

Puede parecer que no tiene importancia, pero es más grave de lo que crees.

Yo he sido siempre así.

Mejor yo que uno de fuera.

Pero desde principio de año me vengo sacando unos euros montando muebles de Ikea.

O lo que se tercie.

Pero ni se me ocurre fabricar los muebles.

En los negocios digitales, hasta la gente piensa en todo el pack completo.

Como si fabricaran los muebles.

Así que los primeros euros que he ganado los he invertido en mejorar lo que tenía.

Y la sorpresa es que me he dado cuenta que tener una caja de herramientas en una casa no tiene sentido.

Si algo te lleva más de una hora.

¿Porqué no lo contratas?

Es mejor tener un material que lo utilizas cuando la abuela se va al caribe y dedicando un tiempo que ni es tu hobbie ni te sirve para mejorar.

Totalmente lógico.

Por eso las ventas son tan divertidas.

Porque no son lógicas.

Aunque la adornes de un lacito de características.

Y la cuestión es que si no puedes contratarlo.

¿Será que no ganas lo suficiente?

Más que la excusa de que me ahorro unos eurillos.

Por eso es mejor aprender de ventas que cambiar una bombilla.

Que vayas al Leroy Merlín por una caja de tornillos, para uno que te falta y dejes el resto para que lo encuentren los arqueólogos del siglo que viene.

Tiene todo el sentido del mundo.

¿Cómo lo haces en tu negocio digital?