Hoy día cargado con la niña en casa.

Cosas de correr y darle una patada a la esquina de un mueble descalza.

Negral al canto.

Y padres que se suben por las paredes.

Pero la historia no es de mi hija.

La historia es de un Trastero.

Cuando compramos la casa, tenía la posibilidad de construir un trastero.

Pues nosotros hemos decidido construirlo.

Eso de tener demasiadas cosas en casa parece que no mola.

Ya no sabes si acostarte con los peluches, o vivir en la casa de barbie.

Así que teniendo la posibilidad, quedan bien en un cuarto que pisaremos de higos a brevas.

Pues así que vamos a ponernos manos a la obra y nos dicen que necesitamos el permiso del ayuntamiento.

Tocamos mierda.

Cada vez que hay un estamento del Estado por medio todo se complica.

El albañil nos ha presupuestado dos mil euros, mil material y mil mano de obra.

Si fuera tan fácil.

Así que el ayuntamiento nos pide un proyecto para levantar cuatro paredes.

Y las cuatro paredes necesitan un proyecto de un Arquitecto.

Otros dos mil euros.

Hasta aquí todo normal. o no.

Lo flipante es que un funcionario, o vete tu a saber si el primo de alguien, tiene que valorar el proyecto y darle ok.

Con la tasa correspondiente.

Esto implica que entre desayuno y desayuno, se tira unos seis meses para valorarlo y darle el ok.

Super lógico.

Aunque sea solo de aquí, made in Spain.

Por eso en las inversiones y en los negocios, no puedes ignorar a la Administración.

O el Todopoderoso ESTADO.

Un buen comienzo marcará la diferencia.

Abajo las preguntas.

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