Doscientos cincuenta euros te puede parecer mucho.

O 250€ te pueden parecer poco si vas a comprar un coche.

Los precios se valoran según lo que aportes.

Por salvar una relación de pareja de veinte años y una hipoteca es poco.

Por comprar gominolas es mucho.

Siempre comparamos y lo referenciamos.

No es lo mismo cuando estás al principio de una decisión.

O cuando llevas meses para decidirlo.

O si comparas el precio de una casa con doscientos cincuenta euros.

Así que poner precio no es una tarea sencilla.

Por más que nos digan los gurús del 7.

Doscientos cincuenta euros ha sido la tarifa que he pedido para montar unos muebles.

Puede que haya sido poco.

O mucho.

El cliente al final decidió que era mucho y no quería contratarme.

Una de las fichas de google maps la gestiono directamente yo y doy servicios de mantenimiento de casas a domicilio.

Lo que viene siendo un manitas.

Así que de vez en cuando me piden presupuestos.

Y yo a ojo de buen cubero, o por el aire que sopla tengo que pasarles una tarifa.

Por esta experiencia puedo sacar un aprendizaje.

Aporto poco valor, porque no me han contratado.

Y la segunda es que establecer un precio alto lo puedes plantear cuando tienes muchas opciones.

Por ahora no me conoce nadie y por lo tanto hay que ajustar la tarifa.

Por mucho que digan que subas los precios.

La afirmación gurú debería ser:

Llama como un cabrón a tus potenciales clientes y presentaté en ferias para darte a conocer.

Y esto a mi se me da fatal.

Por lo que me va a costar arrancar un huevo.

Así que no escuches a los gurús.

Primero vende, factura, da por culo, visualizate en el mundo real.

Y luego ya podrás ser influencer, o iluminado del mundo.

Porque llados solo hay uno.