Un día de agotamiento.

Algunos dirían de tirarlo por la borda.

O de estrés.

O de ajetreo.

O de he ido a mil sitios.

Yo me enfoco más en que mis expectativas superan el tiempo disponible.

Es como meter con calzador toda la ropa de invierno en una maleta. Si la cierras es un milagro. Y si no explota, es para el récord Guiness.

Estoy comprando una casa, hemos empezado la reforma, con el trabajo hasta arriba, y quiero que esté todo listo antes de final de mes.

¿Has visto lo incongruentes que somos los humanos?

Sabemos que no podemos y aún así lo hacemos.

Como creernos que ponemos atravesar una pared.

Todo esto pasó ayer.

Queramos o no, esto nos afecta mentalmente.

Si no sabemos descargarlo, por el trabajo, porque no tenemos tiempo, o porque mañana vuelve a empezar otro día de locos, nuestro cerebro nos va a cobrar un ticket, y eso va directo a nuestra salud.

No digo que seas un ser de luz, y que medites tres horas seguidas levitando del suelo.

O que tengas el superpoder de que te sude la p*lla.

¿Sólo digo que te has parado a mirar el cielo diez segundos antes de entrar en casa?

Cualquier otra opción es válida, y mucho mejor que nada.

¿Te he dicho que tengo un grupo de Telegram?

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