Esta mañana en el coche de camino al trabajo un camionero me hacía aspavientos a la salida de un stop.

Supongo que tendría prisa.

O que no le gustaba mi color del pelo.

O fue un gesto de saludo amistoso.

Vete tú a saber.

El estrés es innato a ponerse demasiadas expectativas.

O ponerse demasiados compromisos que generan demasiadas expectativas.

El camionero podría tener una de las dos, o posiblemente las dos.

Mañana seguirá con la mismas expectativas o incluso más.

Seguro que hace más de un aspaviento.

Se quejará.

Criticará.

Hará que el trabajo sea su pesadilla.

Pero no hará nada.

Misterios de la mente humana.

Está en la autopista hacia la tumba y ni siquiera lo sabe.

Podrías llamarlo un zombie del que nadie se acordará.

O un paseante del mundo.

No sabemos cómo salir de la situación en la que vivimos pero no hacemos nada.

Lo veo a mi alrededor

Todo el mundo gastaría el dinero pero nadie ahorra con un fin.

No siquiera se apunta a un grupo para decirle que tiene mentalidad de pobre.

Solo escuchamos nuestro ombligo y los que hablan igual que nuestro ombligo.

Puedes contratarme si necesitas dos ostias a tu proyecto.

Por ahora no tengo negocio, pero muevo mi culo.

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