Hoy te voy a contar diez años en apenas 300 palabras.

Y no son los 300 de atenas.

Imagínate lo que hubiera pagado por diez años.

Que se dice pronto.

Yo un imberbe.

A comerme el mundo.

Y me dió tal guantazo que todavía sigo rodando.

Imagínate haber empezado estos emails hace diez años.

O haber montado diez webs cada año.

O haber mandado fliers de mi negocio por la calle durante diez años.

O cualquier otra cosa que generase un sistema que pudiera constantemente iterar.

Yo he sido un desordenado de los papeles.

Imagínate mi cabeza.

Todavía lo sigo siendo pero cada vez menos.

Todo por seguir las reglas de la acumulación de contenido.

Llegó internet y se chingó todo.

Como diría un mejicano.

Así que a base de golpe y porrazo fui aprendiendo a manejarme en mi locura.

Diez años de estudio con la promesa de un buen trabajo.

A la mierda.

Guardar conocimiento.

A la mierda.

Buscar un trabajo con un currículum.

A la mierda.

Y así suma y sigue.

La mayoría del conocimiento que adquirí está en el fondo del mar.

Solo quedó el poso de mi iniciativa.

Pero eso venía de serie.

Nadie te enseña a eso.

Así que ahora tengo un lugar donde puedo acumular conocimiento.

Sintiéndome tranquilo si mañana me muero.

Y con un sistema que evoluciona y cada vez puedo hacer más cosas.

Hace diez años escribía con dos dedos.

Hasta que decidí aprender a escribir como los adultos con todos los dedos.

Ya no tengo que pensar si se mueve el índice o el pulgar.

Mi cerebro lo traduce instantáneamente.

Así que no pretendo que mañana lo tengas todo impoluto.

Solo te digo que crea un sistema.

Y desecha lo que no funciona.