El Sábado fui a unas charlas sobre temas inmobiliarios.

Y a conocer gente.

Aunque no tenía nada que ver con mi sector.

Y encima estaba lejos.

A una hora de coche.

Encima levántandome temprano.

Cuando podía estar en la cama.

Descansando de la semana.

Y pasarlo con mi hija.

Jugando a los unicornios.

Seguramente pensarás que estoy loco.

O que me evado de lo que realmente tengo que hacer.

Esto segundo es cierto.

Lo estoy trabajando.

Y este correo es un ejemplo.

Lo realmente importante para mí es el efecto que estoy produciendo en mi mente.

Ella como buena cabrona, me pone límites.

Absurdos, si lo piensas bien.

Pero nos hacen limitantes en nuestro crecimiento personal.

Y sobre todo cuando queremos hacer crecer el dinero.

Como seres humanos, hacemos todo lo posible por evitar la incomodidad.

Nuestra mente nos lo recuerda constantemente.

Es una forma de supervivencia.

Antes podías morir por buscar esa incomodidad.

Esa zona inexplorara.

O esa nueva tribu.

Ahora todo está en tu cabeza.

Hay algo que te hace sentir incómodo.

Y no te das cuenta pero lo evitas.

De la reunión no es que sacara gran cosa.

Unas charlas y algún contacto.

Pero relacionado con mi negocio nada de nada.

Lo importante es el romper la incomodidad.

Ya que para conseguir clientes necesito llamar por teléfono.

Y eso es una gran incomodidad para mi.

Sin clientes no hay servicios que ofrecer.

Y sin servicios que ofrecer no hay facturas que enviar.

Y sin facturas ni hay negocio, ni hay nada.

¿Qué es lo que te hace sentir incómodo?

Puede que necesites un acompañamiento.

Aquí.