Y ahora… ¿cómo demonios escribes algo nuevo sin plagiar a los Grimm?

Cada vez que intentas crear un personaje, aparece una sombra de Cenicienta con traumas modernos o un lobo que huele sospechosamente a tu ex. Miras tu cuento y piensas: “esto ya lo he leído… ¿en Disney?”. Te sientes un fraude, como si fueras el becario del inconsciente colectivo, repitiendo fórmulas con distinto disfraz.

No es culpa tuya. Es que estás escribiendo desde un universo narrativo donde ya se ha contado (casi) todo. Pero aquí va la buena noticia: eso no significa que no puedas hacerlo tuyo. Porque lo que cambia no es el qué, sino el cómo.

Los cuentos clásicos siguen vivos no por originales, sino porque contienen arquetipos que nos atraviesan: el héroe perdido, la bruja exiliada, el lobo depredador. Jung les puso nombre, Campbell los organizó como si fueran Pokémons narrativos, y tú… tú puedes usarlos como catapulta creativa.

No hace falta que inventes un mundo nuevo. Hace falta que cuentes tu historia, con tu mirada, con tu voz, con tus traumas y tus obsesiones. Porque ahí está la originalidad: no en lo que cuentas, sino en cómo lo haces tuyo.

Y para eso existe Érase un arquetipo, el videocurso donde te enseño a destripar los cuentos de los Hermanos Grimm, identificar los arquetipos que los sostienen y usarlos para escribir relatos con tu sello personal.

Puedes tomarlo por tu cuenta, a tu ritmo. O puedes sumarle 12 clases 1 a 1 conmigo, donde destriparemos tus cuentos y te ayudaré a convertir esos mitos viejos en historias que parezcan escritas por ti (porque lo estarán).

Haz clic aquí para ver el episodio completo y descubrir cómo transformar los mitos de siempre en historias nuevas. Y si estás listo para explorar tu voz a través de los arquetipos, Érase un arquetipo es el curso que necesitas. No para repetir los cuentos de siempre, sino para que, esta vez, los cuentes tú.

Saludos,

Israel Pintor.

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