No sé si en tu pueblo había balsa. En el mío sí. Y más de uno, por chulo o por sediento, bebía sin colar. Luego venían los retortijones, pero oye, el trago ya se lo habían pegao.

Hoy te hablo de este refrán aragonés:

 "El que bebe agua sin colar, come carne sin pensar".

Y es que, justo eso me vino a la cabeza el otro día cuando abrí el correo a las 7:14 de la mañana. Sin revisar mi agenda, así a lo loco. Primer error. Dentro: una reunión que no pedí, un Excel que no entendí y una petición absurda que decía “es para ayer”. Me lo tragué todo. Sin colar. Igualito que el de la balsa.

Vivimos tragando sin filtro. Tareas que no son nuestras. Peticiones sin importancia. Reuniones que podrían haber sido un sticker de WhatsApp.

Y lo peor es que lo hacemos cada día. Por inercia. Porque estamos “pa lo que haga falta”. Pero eso, amigui, es beber agua sin colar.

“No tienes falta de tiempo, tienes exceso de tragaderas.”

Cuando decides colarlo todo antes de que entre, algo cambia. Ganas claridad. Ganas respeto. Y, sorpresa: ganas tiempo.

No hace falta ponerte místico. Ni hacer ayuno de notificaciones. Solo poner una rejilla mental que diga: ¿esto es mío o me lo he tragado porque pasaba por aquí?

El que bebe agua sin colar, se lleva lo que no ve.

Y el que no filtra su día… también.

Y si esto de colar lo que entra en tu día te ha hecho clic…

Imagínate lo que pasaría si aprendieras a diseñar tu semana con ese mismo filtro.

Lo que está en camino va justo de eso:

menos tragaderas, más tiempo real para ti.

P.D.: Así comienza "Más vale maña que fuerza", la Newsletter donde se gana tiempo con cabeza, no con músculo. Sin postureo, sin Excel de colores, y con una misión clara: darte 10 horas adicionales de vida a la semana.

Pronto te cuento.

—Chema Portero