El otro día estaba en el súper, tan tranquilo, cogiendo una caja de infusión de cúrcuma, cuando escuché una conversación.

Una mujer con su marido se paró junto a mi zona de compra a hablar con una amiga que se acababa de encontrar, y le empezó a contar:

—“Estoy en una fase muy, muy tranquila ahora mismo, de hecho, todas las mañanas hago eso de… menta…, mend…, mind…”

Y yo, que soy de hacerme películas, pensaba para mi:

¿Lo va a decir? ¿Se le va a escapar? ¿Va a invocar el palabro sagrado?

Y sí. Pero no fue ella.

Fue el marido.

Con tono de “yo me lo sé” va y suelta:

—“Mindfulness, cariño. Lo que practicas es Mindfulness.”

Ella lo miró con esa mezcla de “gracias” y “te mato” que solo manejan bien quienes están en pareja desde hace años.

Entonces la mujer se volvió a la amiga y le dijo sin esa alegría inicial:

—“Eso, mindfulness, cojones, que no me salía.”

Y la amiga ni corta ni larga le contestó con un sencillo:

—“¡Oye… pues mejor! Me alegro por ti.”

No se puede decir tanto con tan poco, casi me tiro allí mismo al suelo a partirme la caja.

Pero no podía tirarme, porque justo en ese momento tuve que girar bruscamente mi carro, y es que casi me choco con un niño que venía con un plátano en la mano y cara de estar juzgándonos a todos.

Brutal la señora, preciso el marido, y genial la amiga con su respuesta.

Y yo ahí, aguantando la risa… mientras pensaba en lo irónico del asunto, con ganas de preguntarle a la experta en meditación tibetana:

—”¿Perdone señora, que infusión toma usted, podría decirme su técnica, tiempo, postura y ondas cerebrales que se ven afectadas con su meditación?”

—“¿Diría que su vida ha dado un vuelco de 180º, o que lo que de verdad tiene ganas ahora mismo es de soltarle un sopapo a su marido por quitarle la palabreja de la boca delante de su amiga?”

Mira.

No soy de juzgar a nadie.

Llevo más de 5 años practicando mindfulness, cada mañana, y lo de tranquilo es a días.

De verdad.

Soy de los de sentarse, respirar hondo, rezar, observar y no huir de mis pensamientos.

Y gracias a eso, creo que algo va a mejor, pero no espero milagros, esos a Lourdes.

Esto es una carrera de fondo, muy de fondo. Como la del #Liderazgo, como la de ser un buen #Coach, o como la de practicar todos los días un poco algo mejor, ya sabes #Kaizen a tope.

De hecho recuerdo que una vez mi mujer me dijo:

—”Jodo Chema, a veces cuando te cabreas, parece mentira que practiques meditación, cada día.”

A lo que yo le contesté:

—”¡Oye… Pues Mejor! 😅, porque imagínate si no la practicase.”

Y es que meditar y ser un remanso de paz permanente no es lo mismo, pero ayuda.

De hecho creo que en la historia del super, el marido igual también practicaba algo, porque también hay que saber cuándo decir “Mindfulness, cariño...” sin que te arranquen la cabeza con un zapato volador. O al menos eso creo yo.

P.D. No sé si estás practicando algo o solo sobreviviendo con café. Pero si quieres claridad, foco y menos ruido en la cabeza… escríbeme.

El niño del plátano lo haría.

El método LCK ®

Nos vemos.

Chema Portero

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